De todos los problemas bioéticos planteados por la ingeniería genética hay uno que se ha convertido últimamente en el centro de debate público: la clonación. La clonación es una forma de reproducción no sexual, que se da naturalmente en muchas plantas junto a la reproducción sexual y que, a diferencia de esta última, produce copias genéticas exactas de la planta originaria. Los ejemplos más conocidos son las patatas y las fresas.
El núcleo de las células humanas contiene 46 cromosomas; 22 pares de autosomas y un solo par de cromosomas sexuales (XX o XY). Un miembro de cada par se deriva de los padres.
Las células somáticas poseen una dotación diploide o complemento de 46 cromosomas, mientras que los gametos (óvulo y espermatozoide) tienen una dotación haploide de 23 cromosomas.
El número total de cromosomas en diferentes organismos varía considerablemente, pero es constante para cada especie. En ciertos helechos pueden encontrarse incluso 500 cromosomas dentro de un mismo núcleo y se estima que un pequeño crustáceo tiene entre 1.500 a 1.600 cromosomas por núcleo, por el contrario, un gusano intestinal cuenta con una dotación diploide de solo dos cromosomas.
Algunos monos como el titi, se asemejan al hombre puesto que poseen 46 cromosomas, y otros primates más evolucionados como el chimpancé, gorila y orangután poseen 48 cromosomas.
Entre estos primates, la dotación cromosómica del chimpancé es la más parecida a la humana, solo hay una diferencia del 1 %. Parece existir consenso en que el cromosoma humano numero 2 es producto de la fusión de dos cromosomas del chimpancé, con algunas otras diferencias entre los complementos cromosómicos en las especies, estas observaciones han servido para mapear y clonar genes en el hombre.