De todos los problemas bioéticos planteados por la ingeniería genética hay uno que se ha convertido últimamente en el centro de debate público: la clonación. La clonación es una forma de reproducción no sexual, que se da naturalmente en muchas plantas junto a la reproducción sexual y que, a diferencia de esta última, produce copias genéticas exactas de la planta originaria. Los ejemplos más conocidos son las patatas y las fresas.
Los tripletes genéticos, que contiene la información, la transcribe a un gene denominado RNA mensajero, el cual es sintetizado en el núcleo y pasa a los ribosomas del retículo endoplasmico.
En el retículo endoplasmico se combina con 5 a 10 ribosomas, formando los polirribosomas, y sirve de plantilla para la síntesis de una enzima u otra proteína especifica.
Para que se produzca la síntesis de proteínas, los aminoácidos deben ser “activados”, con ATP (Adenosina Tri Fosfato) y deben unirse a moléculas especificas denominadas ARN de transferencia, dicho de otro modo, la molécula que carga lo “ladrillos”, para la construcción de la proteína, es el RNA de transferencia.
Cada clase de RNA de transferencia tiene un código de triplete denominado anticodon, siendo que el denominado también codon, lo viene a forma el RNA mensajero. De tal manera que los RNA de transferencia están cargados de aminoácidos específicos, de acuerdo a la información que trae como copia el RNA mensajero, y de acuerdo a esa codificación, es que se realiza la síntesis de proteínas, en el interior del complejo RNA ribosómico y Ribosomas propiamente.
Hasta hace poco se aceptaba que cada gen tenía la longitud correspondiente al mínimo de nucleótidos necesarios para codificar los aminoácidos de la proteína cuya síntesis dirige. Actualmente se sabe que los genes son de mayor tamaño de lo que se creía porque están constituidos por segmentos codificadores de la estructura primaria de las proteínas, llamados exones, que alternan con segmentos más o menos largo, que no codifican proteínas denominados intrones, cuya función aún se desconoce.
El DNA de nuestras células se distribuye en los 23 pares de cromosomas y su longitud es de alrededor de 2 metros por célula, lo que resulta en una cantidad exorbitante de DNA y se ha calculado que puede ser de 6.000.000.000.000, por consiguiente, parecería imposible pretender analizar un gen de 2.000 a 3.000 bases de longitud, bien decía Weatherall, que esto equivaldría a buscar algo del tamaño de una hormiga en el monte Everest.