Danzas y Folclore de Bolivia

Bolivia tiene una gran diversidad de expresiones culturales a lo largo de todo el territorio, existe una variedad de danzas folclóricas que demuestran nuestra diversidad cultural. Muestra de esto es el Carnaval de Oruro, "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" (UNESCO), la Fiesta del Gran Poder y las entradas folclóricas universitarias y religiosas en las grandes ciudades y regiones del país. A través del tiempo los bolivianos y bolivianas han sabido valorar la diversidad cultural y asumen la identidad del país.

No se puede menos que señalar que la música nativa, tanto en el altiplano como en el valle y en el oriente y noroeste del país, siguió la vieja tradición de la misma corriente de los siglos XVII y XVIII. 

Eso es lo que cuidadosamente recogen en sus escritos los incansables viajeros y estudiosos que recorrieron el país.  En este aspecto, son importantes las noticias recogidas por Alcides D’Orbigny en Mojos y Chiquitos y Temple en Potosí y Chuquisaca, la capilla de La Paz tuvo maestros como José María Vertíz Blanco (1930).

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La variedad y riqueza de hechos folkloricos del departamento de Potosí, hace que muchos de estos permanezcan inéditos.  Con esta publicación anhelamos que los hijos de tan hermosa área del territorio boliviano vuelquen sus ojos a su propio terruño y redescubran su inmensa riqueza espiritual, noble y valedera, cuya explotación no deja socavones vacíos, ni es riqueza que se agota, sino que puede ser el fundamento de una permanente industria turística que atraiga al extranjero visitante y edifique la actividad que necesita este pueblo de glorioso pasado y merecedor de un porvenir igual.

Para enfocar el tema “La música popular en Bolivia”, con su variado intercambio latinoamericano y con caudal de conocimientos técnicos y críticos, habrá que estudiar, ordenar y magnificar su valiosa tradición en todas sus manifestaciones públicas y privadas, la sensibilidad colectiva y el orden de las sociedades andinas, de su moral y de sus costumbres, en la que se encierran todas las virtudes creativas de una vida intelectual y firme amor a la música de la tierra.

Una de las principales formas del proceso de asimilación cultural que sucedió a la conquista de América, que no fue proceso de transculturación sino verdadera simbiosis estética, resultan evidentes en el estudio del desarrollo de los instrumentos musicales de nuestro país. Claramente se distinguen sus fuentes de origen: la europea obviamente aportada por los colonizadores españoles, y la indígena vigente en el momento del descubrimiento.