De todos los problemas bioéticos planteados por la ingeniería genética hay uno que se ha convertido últimamente en el centro de debate público: la clonación. La clonación es una forma de reproducción no sexual, que se da naturalmente en muchas plantas junto a la reproducción sexual y que, a diferencia de esta última, produce copias genéticas exactas de la planta originaria. Los ejemplos más conocidos son las patatas y las fresas.
La bioquímica ya estableció el principio general de la unidad de la materia viviente a nivel molecular. Todos los seres vivos utilizan fundamentalmente los mismos aminoácidos, los mismos nucleótidos y básicamente los mismos lípidos y monosacáridos para construir sus macromoléculas específicas y satisfacer sus necesidades metabólicas.
Sus vías metabólicas siguen las mismas etapas o comprenden reacciones alternativas que llevan productos similares. La moderna biología celular ha llevado unos pasos más adelante la unidad de materia viviente, estableciendo la existencia de dos tipos básicos de células, las procarióticas y las eucarióticas, las cuales, para evitar confusiones, podrían describirse como arquetipos y ha demostrado que la organización básica de todas las células que corresponde a cada arquetipo es esencialmente la misma, independientemente de su taxonomía y diferenciación celular.
Las células Procariotas o procariontes, son en general las células que componen las algas verdeazules, (nombre que reciben los miembros de un filo de organismos unicelulares fotosintéticos que carecen de núcleo definido u otras estructuras celulares especializadas. Se conocen también como cianofitos, cianobacterias o bacterias verdeazuladas. Junto a las bacterias, constituyen los organismos procariotas, que representan el tipo de célula más primitivo. Las cianofíceas o algas azules se consideran la clase más destacada dentro de esta clasificación), que tienen como característica, la ausencia de membrana nuclear, solo poseen un cromosoma desnudo, y más aun no tienen organelas subcelulares, ligados a membranas como las mitocondrias o los cloroplastos.
La clasificación de los seres vivos ha sido motivo de controversia desde hace mucho tiempo; los tres esquemas que se muestran en la figura, son algunos de los utilizados actualmente.
En la parte superior se muestra el sistema aristotélico que sólo reconoce plantas y animales, que diferencia por el movimiento, el mecanismo de alimentación y la forma de crecimiento. Este sistema agrupa procariotas, algas y hongos con las plantas, y protozoos móviles capaces de alimentarse con los animales.
El cuadro de la parte central y de acuerdo al perfeccionamiento de las técnicas y los materiales de laboratorio puso de manifiesto las diferencias entre células procarióticas y eucarióticas y determinó una nueva clasificación que las reflejaba.
En época más reciente se han admitido cinco reinos que tienen en cuenta la organización celular y la forma de nutrición.
Las células Eucariotas o eucariontes, están representados por todos los protistas, plantas y animales, caracterizados por verdaderos núcleos unidos por una membrana nuclear.
En otras palabras, es un organismo vivo formado por células que tienen núcleos verdaderos, es decir, separados del citoplasma por una membrana doble bien diferenciada. Por el contrario, los procariotas o procariontes, son organismos cuyos núcleos celulares no están envueltos por una membrana nuclear.
Los términos procariota y eucariota proceden de la voz griega káryon, que significa 'nuez' o 'semilla' y hace referencia al núcleo; eucariota quiere decir 'núcleo bien formado' (núcleo verdadero) y procariota 'antes del núcleo'. Las células procarióticas carecen, además de núcleo verdadero, de flagelos, cilios, retículo endoplasmático y mitocondrias.
Todos los procariotas son organismos unicelulares, la mayoría de ellos bacterias, mientras que los Eucariotas pueden ser unicelulares, que comprenden los protozoos, y pluricelulares que incluyen hongos, plantas y metazoos.
Ciertos autores han propuesto el reino Móneras para agrupar a los microorganismos más sencillos, es decir, los procariotas.
Un esquema de clasificación que reúne los organismos en cinco reinos, propuestos por R. H. Whitaker en 1969, ha sido ampliamente aceptado en círculos biológicos (ver Fig. No. 8). Whitaker distinguió los hongos como un reino separado de las otras formas de tipo vegetal.
Los hongos carecen de pigmentos fotosintéticos, pero tienen núcleos y paredes celulares. Como otras proposiciones para clasificar los organismos, esta resuelve alguno de los problemas relacionados con la atribución de organismos a las principales subdivisiones de seres vivos, pero plantean algunos otros.
Hay muchas similitudes entre plantas y animales; ambos están formados por células como unidades de estructura y función, y en ambos ocurren fenómenos metabólicos comunes. Pero difieren por algunos puntos conocidos y por otros que todavía ignoramos.
En general las células vegetales secretan una pared celular externa dura, de celulosa, que encierra la célula viva y da sostén; la célula animal carece de dicha pared y por lo tanto puede cambiar de forma. Sin embargo, hay vegetales sin pared de celulosa, en tanto un grupo de animales, los cordados primitivos o tunicados (*), tienen pared de celulosa alrededor de las células
(*) Cordados, nombre genérico que reciben los animales del filo Cordados. Este grupo incluye a los vertebrados y a algunos invertebrados que presentan, al menos en algún momento de su vida, una varilla esquelética rígida denominada notocorda, que se localiza por encima del intestino y por debajo de un cordón nervioso hueco único. Se conocen unas 53.000 especies vivas que convierten a los Cordados en uno de los filos animales más numeroso.
En segundo lugar, el crecimiento de las plantas suele ser indeterminado, las plantas perennes siguen creciendo, indefinidamente porque algunas células, permanecen en estado de crecimiento activo durante toda su vida. Muchas plantas tropicales crecen durante todo el año, en tanto que en las regiones templadas las plantas crecen sobre todo en primavera y verano.
Por el contrario, el tamaño definitivo de casi todos los animales se alcanza después de un periodo fijo de crecimiento. Existen por supuesto algunas notables excepciones a esta generalización, como los saurios, tortugas y langostas, que son ejemplos de animales que continúan creciendo durante un tiempo muy largo.