Las elecciones municipales de fines del 93 ratificaron la mayoría del MNR. Lo más destacado fue el mal resultado para el MIR (9,3 %) y la ADN (11,4%), al punto que el jefe adenista Hugo Banzer renunció a la jefatura de su partido un mes antes del proceso electoral, previendo el resultado. Se pensó que sería el retiro definitivo de Banzer, pero los hechos políticos lo desmintieron. Por el contrario, en 1997 fue elegido Presidente Constitucional.
La llegada de Sánchez de Lozada a la presidencia coincidió con un momento crucial para el país, habían pasado dos períodos desde el comienzo de la aplicación de la nueva política económica, de la que él mismo fue gestor y se hacía indispensable un salto cualitativo que transformara la estructura social y económica del país, que respondiera al desafío de un nuevo estado que sustituyera el agotado andamiaje que el MNR había fundado en 1952.
El primer paso fue la coalición que surgió del voto parlamentario que lo hizo Presidente. Bajo el férreo manejo personal del primer mandatario, se sumaron al MNR el MRTKL del vicepresidente Cárdenas, el Movimiento Bolivia Libre que fue el socio más leal y que más ideas aportó en la aplicación del plan de gobierno. Antonio Áranibar, presidente de ese partido, fue el único ministro (RR.EE) que ocupó el cargo durante los cuatro años y Miguel Urioste jefe en ejercicio del MBL, fue el principal articulador en la coalición. Fue también socio, aunque errático, UCS de Max Fernández que se retiró y volvió al gobierno más de una vez. En noviembre de 1995 Fernández murió trágicamente en un accidente aéreo. Causó también conmoción nacional la muerte en accidente de aviación del empresario, político adenista y dirigente deportivo, Mario Mercado también víctima de un accidente de aviación.
El Presidente propuso al país un plan de gobierno que denominó “Plan de Todos”, cuya base eran tres pilares: la capitalización, la participación popular y la reforma educativa. La ecuación que buscaba resolver era uno de los puntos más polémicos del denominado modelo neoliberal, su capacidad para conjugar la aplicación clara e inequívoca de una economía de mercado sin restricciones, con una política social adecuada a los requerimientos de una nación pobre y con graves brechas socio - económicas.
El primer paso para emprender los cambios fue la ley del poder ejecutivo. Con ella el gobierno cedió inexplicablemente al legislativo la potestad del Presidente de establecer el número y funciones de sus ministros. La ley redujo el número de ministerios de 17 a 12;10 con función permanente y dos sin cartera (uno dedicado a la Capitalización y el otro a Desarrollo Económico). La gran innovación fue la creación de tres “superministerios”, el de Desarrollo Humano que integró educación y salud e hizo énfasis en las etnias y la mujer, dos sectores claramente desatendidos y discriminados en el pasado; el de Hacienda y Desarrollo Económico que muy pronto tuvo que desdoblarse ante la imposibilidad de controlar su gigantesca estructura y el de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente; un salto de Bolivia a una nueva concepción del crecimiento y un lugar de jerarquía para el tema de la protección ambiental, clave en este final de siglo. Como otras muchas reformas parecidas, este modelo no sobrevivió la gestión de su creador.
La obra caminera más importante (continuidad de un contrato logrado por la gestión Paz Zamora) fue la carretera Patacamaya - Tambo Quemado que une por primera vez por vía asfaltada al país con el Océano Pacífico. Se empezó la ejecución de Cotapata -Santa Bárbara para unir La Paz con el norte del país y Brasil, y la carretera también asfaltada La Paz - Desaguadero, para unir Bolivia con el Puerto de Ilo. También se completó el asfalto de la vía La Paz - Cochabamba.
En 1995 se desató una crisis bancaria con la caída, intervención y quiebra de tres bancos privados: el Sur, el de Cochabamba y el Boliviano Americano Internacional. Entraron en prisión varios banqueros entre ellos Guillermo Gutiérrez, Jorge Córdoba y Marita Siles acusados de malos manejos y malversación de fondos de los depositantes. La crisis fue superada por el estado en medio de una polémica sobre la legitimidad del respaldo oficial a operaciones irregulares del sistema financiero.
El empresario y dirigente político Samuel Doria Medina fue secuestrado por militantes del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) del Perú. Tras varias semanas de cautiverio, su familia pagó el rescate pedido (cuya cifra nunca fue revelada) y él recuperó su libertad. Ese dinero se usó para organizar la toma de la embajada de Japón en Lima. Poco después, el gobierno apresó a los secuestradores de Doria. En 1996, el embajador de Bolivia en Perú, Jorge Gumucio fue secuestrado junto a centenares de invitados en la embajada Japonesa por el MRTA. El secuestro terminó con el rescate exitoso de los rehenes y la muerte de todos los secuestradores.