Las elecciones municipales de fines del 93 ratificaron la mayoría del MNR. Lo más destacado fue el mal resultado para el MIR (9,3 %) y la ADN (11,4%), al punto que el jefe adenista Hugo Banzer renunció a la jefatura de su partido un mes antes del proceso electoral, previendo el resultado. Se pensó que sería el retiro definitivo de Banzer, pero los hechos políticos lo desmintieron. Por el contrario, en 1997 fue elegido Presidente Constitucional.
El gobierno encaró otra de sus reformas más difíciles con el cambio radical del sistema de pensiones. Concretó la desaparición de los fondos complementarios y el traspaso del pago de pensiones a manos privadas a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones. Dos empresas españolas se hicieron cargo de esta responsabilidad a partir de 1997. Terminó así el concepto de universalidad y nació el sistema de acumulación individual y personalizada de la jubilación. También esta medida fue dura y tenazmente resistida por pensionistas, sindicatos y oposición. El cambio representó una carga brutal sobre el TGN y marcó un aumento dramático del déficit fiscal.
Entre las medidas más eficientes de política social se encuentran el seguro materno infantil que garantizó la atención de parto de todas las madres bolivianas, intentando revertir los severos indicadores sociales de mortalidad y morbilidad materno infantil (en 1994 morían 75 niños de cada 1.000 nacidos vivos y 650 mujeres por cada 100.000 niños nacidos vivos). Se creó también el seguro de vejez para todos los bolivianos, sin distinción, y el seguro de muerte que representó un monto para gastos funerarios.