El Presidente Morales a través de su mayoría parlamentaria y tras una difícil negociación con Podemos, aprobó la convocatoria a elecciones para la Asamblea Constituyente que debía elegir 255 constituyentes y realizar el referéndum sobre autonomías. La ley indicaba que la única tarea de la Asamblea era aprobar una nueva Constitución en un tiempo máximo de un año, que sería sometida para su aprobación a un referéndum popular. La Constitución debía ser votada por dos tercios de los asambleístas.
La detención en Londres del ex dictador Augusto Pinochet y la decisión de los lores de no otorgarle inmunidad como ex jefe de estado en lo referido a crímenes de lesa humanidad, tuvieron una fuerte repercusión en Bolivia. Uno de los cargos contra Pinochet planteado por el juez español Baltasar Garzón que pidió su extradición a España, fue su participación en la “Operación Cóndor”, sistema de inteligencia antisubversivo que enlazó a Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. A través de este mecanismo se detuvo e intercambió, con la ulterior tortura y asesinato (desaparición), a muchos latinoamericanos. Bolivia fue parte de este esquema durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978), lo cual reabrió el debate sobre ese periodo y el recuerdo de las violaciones a los derechos humanos de ese gobierno.
La imagen del Presidente se deterioró internamente y se debilitó en el concierto internacional, particularmente en Europa. Fue uno de los elementos más complejos en la gestión que marcaron una línea de debilidad del ejecutivo en los conflictos sociales que enfrentó.