El Tribunal Constitucional “Cerca” al Gobierno

Uno de los factores que dificultaron más la gestión de este gobierno, fue la incomprensible actitud del Tribunal Constitucional, con una serie de fallos cuestionables y un comunicado, que colocaron varias veces al gobierno en serias crisis. En mayo de 2004 el Tribunal Constitucional (TC) desconoció un fallo del tribunal militar que absolvió a oficiales que participaron en los hechos de “febrero negro” y estableció que debían ser juzgados en tribunales ordinarios. Medio centenar de generales y coroneles de las FFAA. se presentaron en traje de campaña en palacio de gobierno para exigir al Presidente una toma de posición sobre el tema. Mesa Gisbert resolvió la crisis comprometiendo una acción común con las FFAA. en el marco del respeto a la Constitución y desarrolló junto al Alto Mando una estrategia de reconocimiento al fallo del tribunal militar. Fue un momento crítico para la estabilidad democrática. La actitud del gobierno fue siempre de respeto institucional del Presidente a FFAA. y Policía que marcó una excelente relación del gobierno con ambas.

El 31 de julio de 2004, el Presidente por la potestad que le daba la ley en pleno receso parlamentario nombró con carácter interino a seis magistrados de la Corte Suprema, dos miembros del Consejo de la Judicatura y nueve fiscales, incluido el Fiscal General. Resolvió así dos problemas. Llenó las vacancias que habían dejado al poder judicial al borde del colapso, ante la imposibilidad del Congreso de nombrar en más de tres años los cargos requeridos. Garantizó la independencia del poder judicial, controlado por los partidos en tensión de gobierno en convivencia con la oposición, práctica común en el periodo democrático. Pero, el 11 de noviembre de ese año el TC falló en contra de esos nombramientos, negando la existencia documentada del receso parlamentario que los legitimaba. Rechazó el pedido de reconsideración del Presidente, lo que permitió que muy sugestivamente que MNR, MIR, NFR y MAS lograran acuerdos que no habían sido posibles en dos años y medio, cuoteando el poder judicial, como se apreció en las actuaciones del Fiscal Gareca en el gobierno de Morales.

Finalmente en abril de 2005 el TC hizo conocer un “comunicado público” (no una sentencia), que recordaba que para ser válidos, los contratos debían cumplir el art. 59-5° de la Constitución que determina que todo contrato que comprometa la explotación de recursos naturales debe ser aprobado por el Congreso. Ningún contrato petrolero había cumplido esa prescripción. Inmediatamente, Mesa Gisbert envió al Congreso todos los contratos desde la aprobación de la capitalización, para que éste los aprobara o rechazara, cosa que el Congreso no hizo. El 14 de abril, el MAS presentó una acusación contra Sánchez de Lozada, Quiroga y el Presidente por daño económico al estado y otros delitos conexos, amparándose en el “comunicado” del TC.

Más del Tema
Contenidos Relacionados

El Presidente Morales a través de su mayoría parlamentaria y tras una difícil negociación con Podemos, aprobó la convocatoria a elecciones para la Asamblea Constituyente que debía elegir 255 constituyentes y realizar el referéndum sobre autonomías. La ley indicaba que la única tarea de la Asamblea era aprobar una nueva Constitución en un tiempo máximo de un año, que sería sometida para su aprobación a un referéndum popular. La Constitución debía ser votada por dos tercios de los asambleístas.

El proceso electoral de diciembre fue distinto a los anteriores Los viejos partidos llegaban deslegitimados, ya habían sido derrotados en las municipales de 2004. La candidatura de Evo Morales del MAS, acompañado por Álvaro García Linera intelectual ex miembro del EGTK, representaba la insurgencia indígena, la recomposición de la izquierda y la acumulación del sindicalismo cocalero y gremial.

En un afán de demostrar buena voluntad con el legislativo, el Primer Mandatario aceptó la imposición del presidente del Senado de desplazar al comandante del ejército César López rompiendo la institucionalidad y le negó a esa fuerza, como correspondía, el Comando en Jefe de las FF.AA. En cambio, nombró comandante de ejército a Marcelo Antezana, fuertemente ligado al MNR, que había sido reiteradamente acusado de vínculos con quienes desestabilizaron al gobierno de Mesa Gisbert. Antezana tuvo mucho que ver con el problema de los misiles.

Un conjunto de circunstancias muy particulares llevaron de manera inesperada a Eduardo Rodríguez a la primera magistratura del país. Nunca antes el mecanismo de sucesión constitucional había llegado hasta el Presidente de la Corte Suprema.

Nació en Cochabamba el 2 de marzo de 1956. Estudió derecho en la Universidad Mayor de San Simón. Obtuvo el título de Abogado en 1981. Cursó una maestría en Administración Pública por la Escuela de Gobierno J. F. Kennedy de la Universidad de Harvard, EE.UU. en 1988. Prestó servicios como subcontralor de la Contraloría General de la República y fue Asesor General del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto en el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.

El entrabamiento sistemático a la gestión gubernamental por parte del Congreso, el enfrentamiento entre el Presidente y los legisladores, la presión de sectores radicales de izquierda y derecha con la cuestión de la nacionalización de los hidrocarburos y las autonomías como banderas, colocaron al gobierno en un punto de extrema dificultad que estalló cuando Evo Morales, que había mantenido una posición ambigua de apoyo en bajo perfil y crítica dura según el caso, decidió lanzarse a la oposición abierta.

En los diez años anteriores los gobiernos bolivianos habían decidido bajar el perfil de la demanda marítima, convencidos de que los acuerdos económicos con Chile terminarían por solucionar el problema. Esa lógica no consiguió ningún avance en la cuestión marítima, solo la oferta de una zona franca en territorio chileno, que lo que quería era garantizar el abastecimientos del mercado chileno con gas boliviano, el verdadero objetivo de Santiago.