El Presidente Morales a través de su mayoría parlamentaria y tras una difícil negociación con Podemos, aprobó la convocatoria a elecciones para la Asamblea Constituyente que debía elegir 255 constituyentes y realizar el referéndum sobre autonomías. La ley indicaba que la única tarea de la Asamblea era aprobar una nueva Constitución en un tiempo máximo de un año, que sería sometida para su aprobación a un referéndum popular. La Constitución debía ser votada por dos tercios de los asambleístas.
Uno de los mayores logros de la gestión Quiroga fue la institucionalización del Servicio Nacional de Caminos y de Impuestos Internos, despolitizando ambas oficinas, nombrando un directorio por la vía del congreso y directores idóneos y apolíticos. Se aplicó la obligatoriedad de la declaración de bienes y su difusión pública por Internet, se renovó la corte electoral y se desarrolló un programa de Reforma Institucional (PRI) en tres ministerios, educación, agricultura y vivienda, como un primer paso de institucionalización en el poder ejecutivo.
El congreso aprobó una ley de necesidad de reforma con varios cambios para modernizar la carta magna. Varios de esos cambios se inspiraron en el trabajo encomendado por el Presidente al Consejo Ciudadano de Reforma Constitucional en el que participó quién sería luego Presidente Carlos D. Mesa Gisbert.
El Censo de Población y Vivienda
El 5 de septiembre de 2001 se llevó a cabo el primer censo del siglo XXI. Los resultados marcaron los siguientes datos relevantes: El país tenía 8.274.325 habitantes, 1.853.533 más que en 1992, un crecimiento del 22,40% (2,74% de crecimiento intercensal, significativamente superior al 2,11 % que se dio en el periodo 1976-1992). El complejo urbano La Paz-El Alto se mantuvo como el mayor conglomerado citadino del país, con una población de 1.420.308; Santa Cruz superó también el millón de habitantes con una población de 1.113.582; por primera vez dos centros urbanos pasaban del millón de habitantes, Santa Cruz casi duplicando su población con relación a 1992. La tercera ciudad fue Cochabamba cuya área metropolitana sumó 752.956 almas. Oruro con 201.230 habitantes creció menos del 10 %, Sucre con 193.876 tuvo más del 30 % de crecimiento. Tarija marcó un salto histórico al superar a Potosí; con 135.783 habitantes creció un 34% en comparación a 1992, mientras Potosí con 132.996 habitantes apenas creció un 16%.
El proceso de migración de occidente a oriente se mantuvo inalterable, en una lógica irreversible. En 2001 el 41,71% de la población vivía en los tres departamentos de occidente (La Paz, Oruro y Potosí), contra un 56,08% en 1950, mientras que el 28,54% vivía en Santa Cruz, Beni y Pando, contra solo un 14,10% en 1950. Mientras Santa Cruz, el departamento de mayor crecimiento intercensal subió su población en un 4,29%, el de menor crecimiento, Potosí lo hizo apenas en un 1,01%. La Paz, Chuquisaca, Oruro y Potosí crecieron por debajo del promedio nacional intercensal. La población urbana siguió en ascenso con un 62,42%, frente al 57,50% de 1992. El analfabetismo cayó a un 13,3 % frente al 20 % de 1992. La población se autoidentificó como quechua en un 30, 7 % y aymara en un 25,2 %. Bolivia era entonces un país mayoritariamente joven con un 58,63% de menores de 25 años. La mortalidad infantil en menores de un año cayó de 75 niños muertos de cada mil en 1992 a 60 en 2001.