La precariedad del régimen militar se agudizó con las manifestaciones callejeras. Las ambiciones de sus ministros habían ya condenado al gobierno. A principios de abril el titular de Gobierno, Antonio Seleme, el más audaz de los ministros conspiradores, tomó contacto con la oposición, particularmente con el MNR (Siles Zuazo, Lechín), partido al que Seleme incluso juró, y con FSB (Únzaga). El ocho, una reunión del ministro con un joven dirigente falangista terminó con la salida de Falange del golpe, por discrepancias de programa y eventual distribución de cargos.
David Toro Ruilova cuya participación en la guerra del Chaco fue muy discutida, tal fue su influencia que se podría señalar que Peñaranda no actuaba sin el consejo de Toro y Ángel Rodríguez. Su liderazgo en la guerra quedó muy matizado por las medidas que cambiaron la orientación de la política global del país.
En 1937 fue derrocado precisamente por Busch. La facilidad con la que cayó Toro hace pensar que su gobierno estuvo siempre hipotecado a la notable y fuerte personalidad de su joven amigo Germán Busch. Después de un azaroso y pionero viaje aéreo al oriente para ver a su padre, Busch volvió a La Paz, fue proclamado líder de la legión de ex-combatientes y en su discurso preanunció el movimiento de cambio. El 13 de julio tras una larga reunión de gabinete, Toro dimitió. El propio Busch hizo conocer la renuncia que mencionaba que al no haber aceptado la presidencia el Gral. Peñaranda, quedaba al mando "provisionalmente" el Teniente Coronel Germán Busch. El golpe fue más fácil de hacer que el que derrocó a Tejada.
Desde su derrocamiento su figura se apagó y murió el 25 de julio de 1977 en Santiago de Chile a los 79 años de edad.