La precariedad del régimen militar se agudizó con las manifestaciones callejeras. Las ambiciones de sus ministros habían ya condenado al gobierno. A principios de abril el titular de Gobierno, Antonio Seleme, el más audaz de los ministros conspiradores, tomó contacto con la oposición, particularmente con el MNR (Siles Zuazo, Lechín), partido al que Seleme incluso juró, y con FSB (Únzaga). El ocho, una reunión del ministro con un joven dirigente falangista terminó con la salida de Falange del golpe, por discrepancias de programa y eventual distribución de cargos.
Enrique Hertzog nació en La Paz el 10 de noviembre de 1896. Estudió en el colegio San Calixto y obtuvo el título de médico cirujano en la UMSA. Fue importante miembro del Partido Republicano Genuino (presidido por Salamanca). Fue prefecto del departamento de La Paz, ministro de Gobierno, ministro de Instrucción Pública y Comunicaciones, ministro de Guerra durante la campaña del Chaco (1933) y ministro de Higiene y Salubridad del gobierno de Enrique Peñaranda.
En 1947 fue elegido Presidente de la República (tenía 49 años), cargo que ejerció hasta 1949; en ese año renunció a la presidencia; en su carta dijo que lo hacía obligado por su delicado estado de salud. Entre 1950 y 1952 fue embajador en España.. Tras la Revolución de 1952 vivió exiliado en Buenos Aires retirado de la vida política. Falleció en la capital Argentina el 31 de julio de 1981 a los 83 años.
Gobierno Hertzog 1947-1949
El colgamiento del Presidente Gualberto Villarroel había marcado el comienzo del fin de un período de la historia boliviana. Lo viejos principios liberales, el sistema económico, la realidad agraria, la desarticulación nacional, plasmados en un sistema exclusivista y elitista que había agotado sus postulados y sus logros, fueron reencauzados el 21 de julio de 1946 en la última etapa de su vigencia política. Los seis años que median entre esa fecha y el 9 de abril de 1952, se transformaron en un puente que permitió la eclosión popular. Quizá la historia se hubiese modificado, por lo menos a corto plazo, con una transición de poder mediante el sistema democrático después de las elecciones de 1951, pero eso queda simplemente en el reino de las hipótesis.
El retorno de las fuerzas tradicionales y conservadoras del país encarnaba al agotado ciclo político iniciado en 1920 con el ascenso al poder del Partido Republicano. La única organización de nuevo cuño (el PIR) que apoyaba al gobierno, vería su pronto declive precisamente por esta curiosa alianza que además ya no tenía sentido después del fin de la; segunda guerra mundial.
El gobierno tuvo que afrontar de inmediato la tensión de un enfrentamiento con mineros y obreros, además de la conspiración permanente del depuesto MN R. Hertzog se vio obligado, en una afanosa búsqueda de sustentación política, a formar siete gabinetes que llamó de unidad nacional. Entre sus ministros destacados se hallaban Héctor Ormacht a Zalles (rector de la UMSA 1936-1948), Pedro Zilvetti, Adolfo Costa Du Reís y Guillermo Gutiérrez Vea Murguía.
La orientación oficial era claramente favorable al desarrollo de las grandes empresas, sobre todo en lo referido a la política salarial. El problema básico era que la crisis económica produjo un proceso inflacionario que mantuvo permanentemente a los trabajadores con los salarios perdiendo progresivamente el poder adquisitivo, con la agitación social y malestar consiguientes. El estado de sitio se declaró dos veces a lo largo de esta gestión.
Los logros económicos fueron escasos. En el campo de las comunicaciones se continuó la obra del camino Cochabamba-Santa Cruz (45 Km.) y el ferrocarril Yacuiba-Villamontes. Entre las obras públicas importantes se terminó el edificio central de la UMSA (iniciado en 1941) y se inició el hospital Obrero. Durante los dos años y medio de su gestión la crisis política fue permanente, esa fue la preocupación fundamental del mandatario.
Las elecciones parlamentarias de 1949 volvieron a colocar al MNR en rol de protagonista al obtener el segundo lugar y nuevamente una importante representación en las cámaras. Fue el detonante de una crisis en el ejecutivo que obligó a la renuncia de Hertzog el 22 de octubre de 1949. El Presidente alegó serios quebrantos de salud para disfrazar la decisión de la élite gobernante que lo consideraba incapaz de capear el temporal político.