La Junta Torrelio, Bernal, Pammo 1981. Celso Torrelio (1933-1999)

La caída de García Meza fue formalmente adornada como renuncia y dio lugar a una junta de gobierno integrada por los tres máximos comandantes de las FF.AA., Celso Torrelio Villa del ejército, Waldo Bernal Pereira de la aviación y Óscar Pammo Rodríguez de la Armada. Mientras Torrelio tuvo un ascenso fulgurante durante el gobierno dictatorial, los otros dos comandantes se mantuvieron en sus cargos como para demostrar que el poder garciamezista se mantenía intacto. La junta ejerció sus funciones por sólo un mes, entre el 4 de agosto y el 4 de septiembre de 1981, hasta que se decidió darle al ejército nuevamente el control de la nación, designándose a Celso Torrelio como Presidente de la República.

Celso Torrelio (1933-1999)

Nacido en Padilla (Chuquisaca) el 3 de junio de 1933, Celso Torrelio se graduó en el colegio militar de ejército. Fue comandante de la escuela de comando y estado mayor del colegio militar de ejército, ministro del Interior de García Meza, comandante del ejército y miembro de la junta de comandantes que gobernó al país por un mes. El 4 de septiembre fue nombrado por las FF.AA. Presidente de la república cuando contaba con 48 años. Todos estos altos cargos los ocupó en el período 1980 - 1981. El 21 de julio de 1982 fue sustituido también por las FF.AA. Murió en La Paz el 23 de abril de 1999 a los sesenta y cinco años de edad.

Gobierno Torrelio 1981-1982

Signado por la mediocridad el gobierno de Celso Torrelio no fue otra cosa que la continuidad de la dictadura de Luis García Meza. Con menos dureza que el gobierno anterior, en esta administración comenzó a cristalizarse una aguda crisis política que se vislumbraba ya desde tiempo atrás y que se hacía inevitable. El Presidente carecía de capacidad alguna para mantener por más tiempo una situación que para las FF.AA. se hacía poco menos que insostenible. Aunque el Presidente dijo que gobernaría con la constitución en la mano, los mecanismos de coerción, si bien suavizados, se mantenían intactos, sobre todo el aparato de represión del estado. Las FF.AA. se encontraban con la realidad de su desmoronamiento y descomposición. Menos de un año después tuvieron que dar el impulso final a la reapertura democrático, lo que exigía un cambio de titular en la presidencia que permitiera un mínimo de credibilidad casi totalmente perdida por la dictadura y por el propio Torrelio que la representaba.

La sucesión no fue fácil, las FF.AA. vivían una curiosa dinámica de “democracia” interna a través de reuniones o consultas a los comandantes de grandes y pequeñas unidades que no sólo opinaban, sino que también votaban en relación a sus preferencias por uno u otro candidato. Entre el 19 y el 21 de julio de 1982 se produjo un intenso cabildeo. Quien aspiraba con más vigor a ser el Presidente de la transición era Faustino Rico Toro que, sin embargo, no pudo inclinar la balanza a su favor. Finalmente, la institución optó por un hombre de transacción sin mayor ascendiente, el Gral. Guido Vildoso.

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A fines de septiembre y a propuesta le la Confederación de Empresarios Privados, algunos partidos políticos y el vespertino “Ultima Hora”, el gobierno decidió convocar al parlamento elegido en 1980. Desde el punto de vista de 1a UDP la situación era paradójica, pues si por una parte era evidente que el congreso elegiría a Hernán Siles, por otra no era menos cierto que una eventual elección en ese momento le podía dar una cómoda mayoría absoluta que en ese congreso no tenía.

Guido Vildoso nació en Cochabamba en 1937. Se graduó en el colegio militar de ejército. Fue profesor en el colegio militar. Realizó estudios de especialización en Estados Unidos, Panamá y Brasil. Fue comandante de la escuela de comando y estado mayor de la VII división de ejército. En el gobierno Banzer fue ministro de Previsión Social y Salud Pública. Por decisión de las FF.AA. fue designado Presidente de la república cuando tenía 45 años. Entregó el mando al Presidente constitucional electo Hernán Siles. Tras dejar la presidencia se retiró a la vida privada.

En el único intento de tomar una acción correctiva ante el desmoronamiento de la economía, el gobierno decidió una medida monetaria que el país se había negado tradicionalmente a adoptar ante la debilidad del peso. Fue la “flotación” de nuestra moneda en relación al dólar, evitando así la devaluación fija y no flexible asumida en 1956, 1972 y 1979.

A pesar de que al principio casi toda las FEAA. apoyaron el golpe de estado, a medida que pasaban los meses el malestar interno se expresó con intensidad. Los excesos de este gobierno superaron incluso los criterios más “flexibles” que habían tenido determinados sectores de la fuerza armada del país en el pasado. Algunas normas básicas de convivencia interna y códigos elementales de honor fueron alterados por la dictadura que terminó siendo repudiada por la propia institución que la llevó al poder.

La década de los años ochenta marco un hecho de trascendencia histórica dramática y determinante para la realidad social, económica y moral del país; el crecimiento espectacular del narcotráfico como negocio de insospechada expansión.

El gobierno García Meza fue acusado y condenado en la corte suprema por varios negociados, entre otros el de los vidrios rayban de la piscina Olímpica de La Paz que fueron usados en casas particulares de algunos oficiales de alta graduación, la adquisición fraudulenta de maquinaria para YPFB, la compra sobrevaluada de carritos de agricultura de origen argentino y otros.

El 15 de enero de 1981 se reunió la dirección clandestina del MIR en Bolivia para analizar un paquete económico que había lanzado el gobierno, que determinó el alza de varios productos de la canasta familiar. El grupo fue delatado y el ministerio del Interior, dirigido por Arce Gómez, organizó un operativo de aniquilación que culminó con el asesinato de ocho de los nueve dirigentes presentes en la reunión en una casa de la calle Harrington de La Paz.