El Golpe de Estado de Todos Santos y el Frustrado Gobierno Natusch 1979

El Cnl. Natusch protagonizó el tercer gobierno más corto de nuestra historia después del de Pedro Blanco (seis días) y el de Eusebio Guilarte (diez días). Durante su efímera gestión por supuesto no pudo desarrollar labor alguna.

El golpe de estado del 1° de noviembre fue gestado por sectores militares en alianza con algunos parlamentarios del MNR y del MNRI (partido integrante de la UDP). Las cabezas militares además de Natusch fueron el Gral. Edén Castillo Galarza, el Gral. Luis García Meza, el Cnl. Carlos Mena Burgos, el Gral. Oscar Larraín, el Gral. Jaime Niño de Guzmán y el Contralmirante Wálter Nuñez. Entre los civiles del MNR Guillermo Bedregal y José Fellman Velarde y del MNRI Edil y Willy Sandóval Morón y Abel Ayoroa Argandoña.

El golpe fue una de las mayores expresiones de irracionalidad de nuestra historia, no sólo porque interrumpió brutalmente el proceso democrático, sino porque se hizo a pocas horas de la clausura de la Asamblea de la OEA y deje un resultado sangriento.

La argumentación para justificarlo fue la supuesta intención prorroguista del Presidente Guevara y la idea de que una propuesta revolucionaria que emparentara al nuevo gobierno con el nacionalismo revolucionario de 1952 iba a lograr respaldo popular. Los golpistas que tuvieron que adelantar el movimiento para evitar la destitución de los cabecillas militares, esperaban que el MNR y el MNRI apoyaran el golpe y forzaran al parlamento a da le el visto bueno. Se especuló mucho sobre la participación de Paz Estenssoro en este movimiento. Nunca se pudo probar, a pesar de que dos de sus más estrechos colaboradores fueron las cabezas civiles más visibles de los golpistas. Paz desaprobó el golpe una vez consumado y algunos de sus parlamentarios como Sánchez de Lozada fueron de los más enérgicos opositores al movimiento subversivo.

La repulsa al golpe fue total. La COB decretó huelga general indefinida. La Confederación de Campesinos (CSÜTCB) decretó bloqueo de caminos que se realizó en toda la nación. El congreso se reunió de urgencia y comenzó una larga y tensa negociación que incluyó a la COB y a las Fuerzas Armadas.

Mientras tanto, se produjo en las calles céntricas de la ciudad y en algunas zonas periféricas de La Paz una verdadera masacre protagonizada sobre todo por el regimiento Tarapacá al mando del Cnl. Arturo Doria Medina. Los soldados y los tanques dispararon ante civiles desarmados que resistían con palos y adoquines. El saldo trágico se acercó al centenar de muertos y quinientos heridos. Mientras tanto, el ministro de Finanzas Feliciano Agapito Monzón tuvo tiempo de ordenar al Banco Central la entrega de 64 millones de pesos de los que nunca más se supo.

Tras 16 días se llegó a un acuerdo. La COB se retiró de las negociaciones y las FF.AA. aceptaron la renuncia de Natusch a condición de que Guevara no volviera al gobierno (él y su gabinete mantuvieron todos esos días al gobierno legítimo en la clandestinidad). De ese modo el congreso designó a Lidia Gueiler, presidenta de la cámara de diputados, como Presidenta constitucional interina.

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A fines de septiembre y a propuesta le la Confederación de Empresarios Privados, algunos partidos políticos y el vespertino “Ultima Hora”, el gobierno decidió convocar al parlamento elegido en 1980. Desde el punto de vista de 1a UDP la situación era paradójica, pues si por una parte era evidente que el congreso elegiría a Hernán Siles, por otra no era menos cierto que una eventual elección en ese momento le podía dar una cómoda mayoría absoluta que en ese congreso no tenía.

Guido Vildoso nació en Cochabamba en 1937. Se graduó en el colegio militar de ejército. Fue profesor en el colegio militar. Realizó estudios de especialización en Estados Unidos, Panamá y Brasil. Fue comandante de la escuela de comando y estado mayor de la VII división de ejército. En el gobierno Banzer fue ministro de Previsión Social y Salud Pública. Por decisión de las FF.AA. fue designado Presidente de la república cuando tenía 45 años. Entregó el mando al Presidente constitucional electo Hernán Siles. Tras dejar la presidencia se retiró a la vida privada.

En el único intento de tomar una acción correctiva ante el desmoronamiento de la economía, el gobierno decidió una medida monetaria que el país se había negado tradicionalmente a adoptar ante la debilidad del peso. Fue la “flotación” de nuestra moneda en relación al dólar, evitando así la devaluación fija y no flexible asumida en 1956, 1972 y 1979.

La caída de García Meza fue formalmente adornada como renuncia y dio lugar a una junta de gobierno integrada por los tres máximos comandantes de las FF.AA., Celso Torrelio Villa del ejército, Waldo Bernal Pereira de la aviación y Óscar Pammo Rodríguez de la Armada. Mientras Torrelio tuvo un ascenso fulgurante durante el gobierno dictatorial, los otros dos comandantes se mantuvieron en sus cargos como para demostrar que el poder garciamezista se mantenía intacto.

A pesar de que al principio casi toda las FEAA. apoyaron el golpe de estado, a medida que pasaban los meses el malestar interno se expresó con intensidad. Los excesos de este gobierno superaron incluso los criterios más “flexibles” que habían tenido determinados sectores de la fuerza armada del país en el pasado. Algunas normas básicas de convivencia interna y códigos elementales de honor fueron alterados por la dictadura que terminó siendo repudiada por la propia institución que la llevó al poder.

La década de los años ochenta marco un hecho de trascendencia histórica dramática y determinante para la realidad social, económica y moral del país; el crecimiento espectacular del narcotráfico como negocio de insospechada expansión.

El gobierno García Meza fue acusado y condenado en la corte suprema por varios negociados, entre otros el de los vidrios rayban de la piscina Olímpica de La Paz que fueron usados en casas particulares de algunos oficiales de alta graduación, la adquisición fraudulenta de maquinaria para YPFB, la compra sobrevaluada de carritos de agricultura de origen argentino y otros.