Al terminar la conquista sólo existía la clase de los vencedores, o sea los hidalgos, soldados y encomenderos y la de los vencidos, o sea el pueblo indígena. Pronto, por táctica y aun por conveniencia, los españoles reconocieron a las antiguas autoridades incaicas y aimaras dándoles los mismos privilegios que tenían los españoles nobles. Así subsistieron bajo la tutela española los incas principales, los caciques regionales, los mandones etc.; todos ellos eran objeto de atenciones y se les rendía homenaje al igual que a los españoles.
Pacificado el Perú, La Gasea envió a uno de los más importantes capitanes realistas, Alonso de Mendoza, a fundar una ciudad nueva en memoria de la conclusión de las guerras civiles del Virreinato. Con este motivo, el 20 de octubre se reunieron en la Iglesia de Laja, junto a Alonso de Mendoza, un grupo de conquistadores entre los que se hallaban Juan de Vargas, Diego Alemán, Juan de Rivas, Alonso de Zayas, Francisco de Cámara y otros. Redactaron el Acta de Fundación, Alonso de Mendoza como Justicia Mayor de la ciudad, nombrando alcaldes y regidores. A los tres días, el 23 de octubre, y en forma provisional, se ubicó a la ciudad, con el título de Nuestra Señora de La Paz, en el cercano valle de Chuquiabo- Se colocó la picota y se nombró alguacil.
El primer cura fue el bachiller Juan Rodríguez, y San Pedro fue consagrada como la Iglesia Parroquial. Una vez decidido que el lugar definitivo de La Paz sería el Chuquia-bo se nombró al alarife Juan Gutiérrez Paniagua para que hiciera el trazo de la ciudad y la distribución de solares. Esto se verificó en noviembre de 1549. Más tarde, en 1550, se trató de llevar La Paz al lugar que hoy ocupa Yunguyo.
El Escudo de La Paz
Habiendo sido desterrada la idea de trasladar la ciudad, el Emperador Carlos V, en 1555, concede a La Paz un escudo de armas que según Cédula Real estaba constituido de la siguiente manera: en la parte superior un yelmo rematado por una paloma que llevaba en el pico un ramo de olivo, en el centro una corona, debajo un león enfrentado por un cordero, ambos de pie, y en la parte inferior un río. Alrededor tenía la siguiente inscripción: "Los discordes en concordia en paz y amor se juntaron y pueblo de Paz fundaron para perpetua memoria". El interior debe ir acolchado de damasco rojo. Años más tarde, el escudo sufrió transformaciones.