La actividad de Bolívar en Bolivia se redujo a establecer, mediante leyes, las bases legales de la nueva nación, correspondiendo a Sucre la tarea de reactivar la economía y de sostener una política de reformas revolucionarias que significaban un cambio sustancial en todos los estratos de la sociedad. Para lograr este objetivo Sucre necesitaba rodearse de hombres capaces y de su entera confianza, además debían estar acordes ideológicamente con el sistema republicano.
El 25 de mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires, después de llamar a cabildo abierto, se destituye al virrey Hidalgo de Cisneros y se crea una junta gubernamental, primando los conceptos de un gobierno autónomo que propiciaba el libre comercio. El potosino Cornelio de Saavedra preside esta junta de la cual formaban parte Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Mariano Moreno.
No todo el virreinato estaba involucrado en este nuevo gobierno, tal ocurrió con el Alto Perú donde Vicente Nieto, presidente de la Audiencia, controlaba Chuquisaca, el intendente Paula Sanz controlaba Potosí y Manuel de Goyeneche la zona norte con La Paz y sus alrededores. La junta decidió enviar un ejército, denominado auxiliar, a liberar las provincias altas y, si era posible, llegar hasta Lima.
Todo era producto de un gran fervor revolucionario teñido, en algunos de sus participantes, de un jacobinismo inspirado en la revolución francesa. Así mismo había ideas dispares respecto a qué tipo de gobierno se quería alcanzar; por un lado estaban los monárquicos con Belgrano a la cabeza, quienes aspiraban reinstalar el imperio incaico, idea que fue combatida desde el periódico La Gazeta por Pazos Kanki cuya calidad de indio le daba gran autoridad en la materia. También se pensó en una monarquía de corte europeo y, finalmente, en un sistema republicano.