La actividad de Bolívar en Bolivia se redujo a establecer, mediante leyes, las bases legales de la nueva nación, correspondiendo a Sucre la tarea de reactivar la economía y de sostener una política de reformas revolucionarias que significaban un cambio sustancial en todos los estratos de la sociedad. Para lograr este objetivo Sucre necesitaba rodearse de hombres capaces y de su entera confianza, además debían estar acordes ideológicamente con el sistema republicano.
En un principio los conspiradores paceños declaran como finalidad el defender los derchos de Fernando VII y por medio de ella, a la corte de Portugal exiliada en el Brasil. Las acusaciones se dirigieron contra el obispo de la cidad, Remigio La Santa y Ortega quién procedía de acuerdo con el obispo Moxó y el presidente Pizarro.
La mayor parte de los conspiradores eran propietarios de haciendas, entre ellos había varios doctores graduados en Charcas como Mariano Michel, Juan Basilio Catacora, Juan Bautista Sagárnaga y Gregorio García Lanza. Estaba José Antonio Medina que era cura de Sicasica. Y entre los revolucionarios había algunos españoles como Pedro de Indaburo, Saturnino Castro y Sebastian de Figueroa. Todo este grupo reconoció como jefe a Pedro Domingo Murillo.
Murillo tenía como antecedentes el haber actuado durante la sublevación de Tupac Catari, prestando sus servicios al ejército real. Aprovechando la procesión de la Virgen del Carmen que se realizaba el 16 de Julio de 1809, detuvieron al intendente Tadeo Dávila mientras tocaban a rebato desde la catedral y llamaban a cabildo abierto. El levantamiento se realizó al grito de "viva Fernando VII". Mueran los traidores. Pedro Domingo Murillo fue nombrado jefe militar y Pedro Antonio de Indaburo como segundo. El día 17 se obligó a los españoles a presentarse en la plaza mayor y jurar alianza con los criollos y se quemaron los papeles de la real hacienda.
El 24 de julio se conformo la Junta Tuitiva, la que empezó a trabajar junto al cabildo que ejercía las funciones de gobierno en el que Murillo fue nombrado presidente de la Junta que tenía 12 representantes entre otros tres representantes indígenas. Por ese entonces ya circulaban en La Paz, manifiestos o proclamas cuyo texto señalaba: "hasta ahora hemos tolerado una especia de destierro en el seno mismo de nuestra patria".