El segundo ejercito auxiliar

Pese a los éxitos de Goyeneche las tropas realistas no podían avanzar hacia lo que fue el Virreinato de la Plata pues su paso al sur se veía obstaculizado por los focos rebeldes que habían estallado a lo largo de todo el trayecto. Finalmente las tropas realistas de Pío Tristán fueron vencidas en Tucumán y Salta, por lo que se desvaneció el sueño de las autoridades virreinales de Lima de recuperar el Río de la Plata a través del Alto Perú.

Tristán había sido vencido por el general Manuel Belgrano que comandaba el segundo ejército auxiliar. Belgrano, a diferencia de Castelli, era un hombre prudente con una base intelectual muy sólida. Disciplinó sus tropas y supo guardar respeto por las ideas de los demás. Sin embargo, según Mitre, cometió el gran error de establecer su cuartel general en Potosí donde prevalecían los sentimientos realistas.

Entre los nombramientos que Belgrano hizo está el del español Juan Antonio Álvarez de Arenales para el mando de Cochabamba y el del porteño Ignacio Warnes, para Santa Cruz. Vale la pena indicar que estando Belgrano en Potosí se tributó un gran recibimiento al cacique chiriguano Cumbay, con su escolta de flecheros.

Por renuncia de Manuel de Goyeneche, nombrado Conde de Guaqui, se hizo cargo del ejército realista en el sur el brigadier Joaquín de la Pezuela quien marchó hacia Potosí. Belgrano lo esperó en Vilcapugio, donde se libró la batalla en octubre de 1812. Pezuela resultó vencedor y tuvo lugar una segunda batalla en Ayohuma, en la cual el ejército auxiliar también fue derrotado. La retirada de los sobrevivientes fue penosa, y de ella da testimonio el general Paz, que formaba parte del ejército auxiliar.

Belgrano, una vez en Potosí, decidió hacer volar la Casa de la Moneda, colocando barriles de pólvora en la sala donde se pesaban las monedas. Nada justifica esta terrible decisión que hubiera ocasionado el destrozo de buena parte de la ciudad a causa de la explosión. Según testimonio del general Paz se ordenó desalojar las casas aledañas a la Moneda; los ciudadanos extrañados por la orden no querían apartarse del edificio. Pese a todo, Belgrano inició la retirada seguro de que durante el trayecto estallaría la dinamita. Tal cosa no sucedió, pues el oficial Anglada, del ejército auxiliar, quien tenía amistad con personas de Potosí, arrancó la mecha por donde debía avanzar el fuego. Se ha tejido una romántica leyenda en torno a esta actitud.

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La actividad de Bolívar en Bolivia se redujo a establecer, mediante leyes, las bases legales de la nueva nación, correspondiendo a Sucre la tarea de reactivar la economía y de sostener una política de reformas revolucionarias que significaban un cambio sustancial en todos los estratos de la sociedad. Para lograr este objetivo Sucre necesitaba rodearse de hombres capaces y de su entera confianza, además debían estar acordes ideológicamente con el sistema republicano.

Nació en la ciudad venezolana de Cumaná, era hijo de Vicente Sucre y Urbaneja y de María Manuela de Alcalá. A los 15 años fue a Caracas a estudiar ingeniería militar. Allí se ve envuelto en la revolución y muy pronto actúa junto a Bolívar, acompañándolo cuando éste va a la Nueva Granada (actual Colombia), involucrados ambos en la tarea libertaria. Venció en Pichincha (Ecuador) y Ayacucho (Perú), batallas que fueron definitivas para la consolidación de las nuevas naciones americanas. Fue presidente de Bolivia (1826-1828).

El 26 de mayo de 1826 e1 congreso encargó el mando de la nación al general Sucre, quien lo venía ejerciendo por delegación de Bolívar, En junio llegó la disposición del congreso peruano aceptando la independencia de Bolivia y la constitución vitalicia fue aprobada, con muy pocas modificaciones, en noviembre de 1826. Las modificaciones se referían a la religión. De acuerdo a la tradición y a los sentimientos de la mayoría, se adoptó para la república la religión católica con exclusión del culto público para cualquier otra.

En agosto de 1825 Bolívar había cruzado el Desaguadero, las poblaciones en masa salían a recibirlo. El Libertador se dirigió a La Paz y de allí a Potosí donde cumplió su promesa de subir al cerro para enarbolar en él la bandera de la libertad. Así recordaba la promesa hecha en el monte Aventino de Roma de libertar América.

El día 10 de agosto de 1825, después de firmada el Acta de Independencia, el congreso aprobó una ley de reconocimiento a los generales Bolívar y Sucre. En homenaje al Libertador el nuevo estado llevaría el nombre de “República de Bolívar” y su capital (hasta entonces llamada La Plata) recibiría el nombre de Sucre; el poder supremo correspondería a Bolívar, en tanto permaneciera en el país, con el nombre de “Protector”. Se ordenaba levantar estatuas ecuestres en todas las capitales de departamento y la colocación de sus retratos en tribunales, cabildos y casas de enseñanza.

De acuerdo a lo establecido por Sucre se eligieron los representantes para la asamblea que tuvo lugar en Chuquisaca al 10 de julio de 1825; ésta fue presidida por el chuquisaqueño José Mariano Serrano que se había destacado en el congreso de Tucumán de 1816. El presbítero José María Mendizábal, natural de Jujuy, fue elegido vicepresidente.

Casimiro Olañeta llegó al Desaguadero el 3 de febrero de 1825 donde ya estaba el mariscal Antonio José de Sucre, procedente de Cuzco. Ambos cabalgaron lado a lado rumbo a la ciudad de La Paz donde, el 9 de febrero, se promulgó el decreto en el que se basó la independencia de Bolivia. La parte considerativa del decreto dice:

Que al pasar el Desaguadero el Ejército Libertador ha tenido el solo objeto de redimir las provincias del Alto Perú de la opresión española y dejarla en posesión de sus derechos.