La actividad de Bolívar en Bolivia se redujo a establecer, mediante leyes, las bases legales de la nueva nación, correspondiendo a Sucre la tarea de reactivar la economía y de sostener una política de reformas revolucionarias que significaban un cambio sustancial en todos los estratos de la sociedad. Para lograr este objetivo Sucre necesitaba rodearse de hombres capaces y de su entera confianza, además debían estar acordes ideológicamente con el sistema republicano.
El año de 1817, cuando las guerrillas internas estaban muy activas, llega al Alto Perú el cuarto ejército argentino comandado por el coronel Gregorio Araoz de la Madrid. Para entonces Charcas estaba ardiendo, por el este se habían levantado varios grupos guerrilleros. La Paz, ligada al Cuzco y dominada por las tropas que venían del Perú, trataba de mantener la calma pese a los reiterados cercos indígenas que había sufrido. Los realistas estaban acorralados y divididos políticamente: por un lado los liberales y por otro los absolutistas. Las tropas patriotas, dada la desgraciada actuación de los ejércitos auxiliares, no podían conseguir el mantenerse unidos.
El cuarto ejército auxiliar fue un esfuerzo inútil y sin sentido. La Madrid se encaminó hacia Tarija; cerca de esta ciudad estaba un destacamento realista al mando de Andrés de Santa Cruz. Ambas tropas se enfrentaron en La Tablada, venciendo el ejército argentino. Entre los prisioneros estaba Santa Cruz.
La Madrid pensaba llegar a Potosí, lo que no fue posible pues le salió al paso otro contingente realista al mando de Ricafort, entonces desvió su ejército hacia Chuquisaca pero fue perseguido por las tropas de O'Really que lo derrotó en Sopachuy en junio de 1817. Era el fin de la intervención argentina en el Alto Perú.