Nació en la ciudad venezolana de Cumaná, era hijo de Vicente Sucre y Urbaneja y de María Manuela de Alcalá. A los 15 años fue a Caracas a estudiar ingeniería militar. Allí se ve envuelto en la revolución y muy pronto actúa junto a Bolívar, acompañándolo cuando éste va a la Nueva Granada (actual Colombia), involucrados ambos en la tarea libertaria. Venció en Pichincha (Ecuador) y Ayacucho (Perú), batallas que fueron definitivas para la consolidación de las nuevas naciones americanas. Fue presidente de Bolivia (1826-1828).
La actividad de Bolívar en Bolivia se redujo a establecer, mediante leyes, las bases legales de la nueva nación, correspondiendo a Sucre la tarea de reactivar la economía y de sostener una política de reformas revolucionarias que significaban un cambio sustancial en todos los estratos de la sociedad. Para lograr este objetivo Sucre necesitaba rodearse de hombres capaces y de su entera confianza, además debían estar acordes ideológicamente con el sistema republicano. También era necesario tener una información lo más exacta posible de la situación, para lo que el general Sucre desde 1825 se había encargado de pedir estadísticas de los ingresos y gastos de las cinco provincias, y se hizo un pedido especial a Santa Cruz sobre su población, y la de Moxos y Chiquitos. Además se pidiere n sugerencias, así los notables de Oruro dijeron que se necesitaba un Banco Minero del estado que pudiese financiar la explotación de las minas y comprar el mineral extraído, decían que el comerció se reactivaría si se suprimían los impuestos sobre las ventas; para la agricultura solicitaban el mejoramiento de la tecnología. A fines de 1826 el Gobierno de Sucre pedía una declaración pormenorizada de las finanzas de cada departamento. La información fue útil pero no todo lo completa que se esperaba. Pero, pese a las difíciles y adversas circunstancias, se iniciaron las reformas. Para viabilizar la labor de gobierno se crearon dos ministerios: el de guerra, el del interior y finanzas.
En cuanto a sus colaboradores, Sucre contó en su gabinete y en los cargos de mayor responsabilidad con el apoyo de extranjeros, salvo pocas excepciones, entre las que estaban el general Andrés de Santa Cruz que fue nombrado prefecto de Chuquisaca y después de La Paz; el general Urdininea, Casimiro Olañeta y Miguel Lanza. Sucre quedó muy descontento de la labor administrativa de estos dos últimos. Sus hombres de mayor confianza eran el español Facundo Infante, que fue su ministro del interior, él suprimió la costumbre colonial de poner los cargos públicos a subasta lo que se prestaba a toda clase de abusos, pues las autoridades durante el ejercicio del cargo sólo trataban de cubrir lo que habían pagado por el puesto cobrando un porcentaje de los impuestos.
La elección de Infante fue muy criticada, pero Sucre alegaba que un español recién llegado como él era menos sospechoso de ser realista que muchos americanos. Entre sus destacados colaboradores estaba el general Miller, inglés, que llegó a ser prefecto de Potosí. Le sucedió el general José María Pérez de Urdininea en el cargo, quien llegó a ser presidente de la república. Finalmente fue prefecto de Potosí el coronel colombiano León Galindo que llegó a identificarse totalmente con nuestro país.
La elección que hizo Sucre de sus colaboradores le trajo, a la larga, el resentimiento de los nacionales, pues éstos consideraban que se los subestimaba. Este hecho, las radicales reformas en materia religiosa y de enseñanza, y la carga que significaba sostener económicamente a un ejército colombiano de 8000 hombres, hizo que en 1828 estallara el motín de abril que terminó con el gobierno del mariscal José Antonio de Sucre; cuando ese momento llegó, se trabajaba febrilmente en las reformas propuestas.
Durante el gobierno del mariscal Sucre, el 23 de enero de 1826, se crearon por Decreto Supremo los siguientes departamentos: Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. Una ley de septiembre del mismo año creó el departamento de Oruro.