Ruptura de relaciones con Chile. La ayuda estadounidense

En abril de 1962, siendo canciller José Fellmann Velarde, el país rompió relaciones diplomáticas con Chile a raíz de la actitud unilateral e inconsulta de esa nación de desviar las aguas del río Lauca, de curso común, perjudicando los intereses y pasando sobre los derechos de Bolivia. La ruptura de relaciones reafirmó además la posición boliviana de reclamo permanente por la forzada mediterraneidad, a causa de la usurpación chilena de 1879. Una vez más se constataba que Chile fue desde siempre nuestro vecino más difícil y menos dispuesto a una relación de mutuo respeto. Las relaciones se mantuvieron interrumpidas hasta que en 1975 el gobierno de Banzer intentó sin éxito una nueva negociación en busca de recuperar nuestro acceso soberano al mar.

La ayuda estadounidense

La existencia misma de la Revolución, una vez asumido el gobierno por el MNR, tuvo un condicionante definitivo, la necesidad de un reconocimiento internacional de la primera potencia occidental. La nacionalización de las minas creó una fuerte susceptibilidad en Washington, sumada a las dificultades que tuvo el MNR de demostrar en 1943 que no era un partido pronazi. Ahora la tortilla se había volcado y Estados Unidos sospechaba de les inclinaciones supuestamente procomunistas del nuevo gobierno. El co - gobierno obrero, la creación de la COB y la actitud radical de Lechín, contribuyeron a esa idea. En Washington los abogados de Patiño presionaban para forzar la indemnización por los bienes nacionalizados y el bloqueo de las exportaciones. El trabajo del Presidente Paz, su canciller Wálter Guevara y el embajador en Estados Unidos Víctor Andrade, fueron decisivos para lograr lazos permanentes entre Estados Unidos y Bolivia, que permitieron la venta de minerales, el arreglo para indemnizar a los barones del estaño (muy discutido en el país) y finalmente la llegada de ayuda económica.

Durante todo el desarrollo de los gobiernos de la Revolución (a excepción de 1952 y parte de 1953) la llamada ayuda americana jugó un papel preponderar te y la realidad de su dependencia creció año tras año a límites insospechados, sujeta a los a aportes económicos de Estados Unidos. Sin ser justificable esta situación, puede explicarse a partir del desequilibrio de relación entre la primera potencia mundial y uno de los países más pobres del hemisferio, la impensable influencia entonces de la Unión Soviética en un área bajo directo control estadounidense, la aguda crisis económica que las propias medidas del primer período desataron y, sobre todo, la terrible tenaza de depender de un solo producto de exportación para todo el andamiaje de ingresos monetarios. La baja de precios del estaño, las ventas que hizo Estados Unidos en la postguerra, las trabas de exportación de los primeros años y la baja de producción, obligaron al gobierno a apelar a préstamos y donativos para cubrir déficits crónicos de presupuesto y deficiencias básicas de productos alimenticios esenciales. La ayuda, claro está, condicionó las posibilidades de la Revolución, haciéndola dependiente del modelo americano.

En los primeros años los programas como el Punto IV, la PL-480 de donación de alimentos, las donaciones que cubrían el déficit fiscal y permitían el pago de salarios, hicieron al país extremadamente dependiente de la ayuda externa. Como contraparte Washington obligó a Bolivia a pagar la deuda externa cesante desde 1931. En 1957 comenzaron los pagos y la carga que la deuda representó para la economía boliviana de allí en adelante fue muy significativa. Así Bolivia con una economía socializada de corte estatista, tuvo que manejarse con los criterios económicos de EE.UU. y del FMI (Fondo Monetario Internacional), lo que a la larga repercutió en un inadecuado enfoque de los problemas económicos y de desarrollo.

El presidente Kennedy implementó también en 1961 la Alianza para el Progreso, que contempló varios programas en Bolivia El fracaso de la Alianza con el paso de los años y la muerte de Kennedy, a quien Paz visitó en 1963 recibiendo el apoyo entusiasta del Presidente estadounidense, determinó, en importa ate medida, el fin del proyecto político boliviano que había cambiado sustancialmente en los años sesenta los móviles originales que impulsaron la Revolución en 1952.

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El problema de la sucesión presidencial acabó por desmoronar toda la estructura del partido de gobierno. Víctor Paz Estenssoro decidió ir a la reelección, un grave error político. Inmediatamente varios sectores del MNR declararon su oposición.

El Congreso de 1961 se abocó a la redacción y aprobación de un nuevo texto constitucional para el país, que estuviera acorde con el proceso que se vivía Era el décimo cuarto texto constitucional de la historia. Su legalidad ha sido cuestionada por haberse sancionado a nivel congresal y no a través de una asamblea constituyente.

Se creó el ministerio de Planeamiento y Coordinación, cuyo primer ministro fue el Dr. Roberto Jordán Pando. Los nuevos criterios reflejados en el llamado “Plan decenal” y la necesidad de un desarrollo armónico del país, determinaron la creación de esta nueva secretaría de estado. El “Plan decenal” proponía un desarrollo coherente y planificado a largo plazo como no se había hecho en el pasado. Participaron en su redacción Roberto Jordán Pando, José Fellmann y Juan Valdivia.

El tercer gobierno de la Revolución Nacional comenzó con un espíritu distinto al de 1952. Se trataba de una etapa de consolidación e impulso para el desarrollo. El Presidente había madurado sus ideas y consideraba que realizadas las transformaciones centrales que el país necesitaba, se imponía una etapa de institucionalización y de inserción de Bolivia en la economía mundial, creía en la inversión externa, en su papel indispensable para el crecimiento económico y en la necesidad de generar ahorro interno.

Durante el gobierno de Hernán Siles se produjeron varios hechos, algunos ya mencionados, que produjeron el inicio de la fractura del MNR que a la larga se tornó en una de las razones de su caída.

El plan de estabilización monetaria originó, como vimos, una ruptura entre dos alas del partido, la eliminación del co-gobiemo con la COB y el enfrentamiento entre Siles y Nuflo Chávez. Siles estaba apoyado por Wálter Guevara, su ministro de Gobierno, y Nuflo confluyó al ala izquierda liderizada por Lechín.

Durante los doce años de gobierno del MNR la oposición política, reprimida sin tregua, fue simbolizada por la Falange Socialista Boliviana (FSB) bajo la inflamada dirección de Óscar Unzaga, Germán Aguilar Zenteno, Guillermo Kenning y otros. En toda su vida política la etapa más importante de FSB, paradójicamente, fue ésta, en que actuó como partido opositor al MNR. A FSB se unieron independientes y otros partidos contrarios al régimen.

Únzaga, hombre de una curiosa devoción casi mística a sus ideas políticas y religiosas, simbolizó a parte de una generación idealista intransigente, que quizás no comprendió la magnitud de los cambios que se realizaron en el país desde 1952, pero que fue coherente con sus ideas y sus principios.