De entre los deportes que se han practicado en Bolivia, el fútbol es el que ha contado con mayor repercusión, no sólo por su práctica, sino por el impacto social que ha tenido como deporte-espectáculo. En la actualidad es un fenómeno social de primera importancia que influye en la vida colectiva en el mundo entero, forma parte integral de la actividad económica, social y aun política de cualquier sociedad.
La fuerte influencia del neoclasicismo que dominó la arquitectura boliviana de la primera etapa del siglo XIX, es sustituida por una tendencia ecléctica y academicista que tiene su expresión en importantes edificios públicos y privados de la capital de la República, a cuyo urbanismo contribuyeron a impulsar los gobiernos conservadores. Obras como La Rotonda encargada por Belzu o el Banco Nacional de Antonio Camponovo y el Banco Argandoña de Eduardo Doynel, son ejemplos excepcionales de inspiración europea (palacios florentinos y arquitectura francesa). Pero las dos obras mayores de Sucre son el Palacio de Gobiemo (LS92-1899), probablemente de Camponovo, monumental (en la dimensión de las pequeñas ciudades bolivianas) con su planta cuadrada, su gran escalera imperial y su frontis de estilo nouveau y el llamado Palacio de la Glorieta también de Camponovo, en un rabioso y exótico eclecticismo. Camponovo, uno de los arquitectos señeros de Bolivia, proyectó también la Casa Dorada de Tarija. En Cochabamba el edificio más destacado de la primera mitad de siglo es el Palacio Portales (1925) encargado por Patiño, proyectado en Francia con una variedad de estilos en su decoración interior, aunque sin llegar al ingenio de la Glorieta. También debe destacarse la Casa de Campo de Pairumani.
En La Paz la arquitectura religiosa presenta dos ejemplos del llamado neogótico, ambos del arquitecto Eulalio Morales, la Compañía de Jesús y la Recoleta. El neogótico de Morales es sobrio y poco dado a las fiorituras. Entre los principales edificios públicos están el Palacio de Justicia de Adán Sánchez, de estilo clásico y el Palacio Legislativo, concluido en 1905, obra de Camponovo, de notable diseño ecléctico, con grandes columnas imperiales y una resolución de excepcional belleza en el hemiciclo de la cámara baja y el salón del senado.