La sociedad mestiza

Tratados entre España y Portugal

Las demarcaciones entre las posesiones españolas y portuguesas de América, fue desde los primeros años del descubrimiento motivo de disputa y aun de guerra. La frontera, entre el actual Brasil y la Audiencia de Charcas, siempre estuvo sobre las armas y en no pocas ocasiones se efectuaron encuentros entre tropas de uno y otro grupo.

El año de 1680 fundó el gobernador del Rio de Janeiro, sobre la ribera del Rio de La Plata una colonia con el nombre de Sacramento; los españoles miraban ese territorio como suyo, por lo que pidieron se suprimiera esa fundación. Los portugueses quisieron mantener su nueva colonia y proponían no entablar comercio alguno con las provincias españolas en tanto se resolvieron el litigio que se pensaba llevar al Papa. Con este fin se firmo un tratado en 1701, pero prontos sobrevino una nueva guerra ambos países y los españoles se apoderaron por las armas de Sacramento; fue recuperado por Portugal el año 1735. Madrid ordeno que cesaran las hostilidades en tanto procuraba que Sacramento pasara a su dominio mediante alguna compensación a la que Portugal se negaba terminantemente.

En realidad el fuerte de sacramento era una de las avanzadas de Portugal sobre las posesiones españolas de América. Centro de contrabando de toda clase era una puerta de escape difícil de controlar por su alejamiento tanto del centro del virreinato como de la Audiencia de Charcas. Los portugueses no solo se asentaron allí sino que hacían continuas penetraciones en el territorio de la audiencia, teniendo serios choques con los jesuitas, cuyas guarniciones eran la única avanzada de Charcas en su frontera oriental.

Razones son estas que hacían recrudecer día a día el problema de la colonia de Sacramento, en tiempo del virrey Manso de Velasco, se pensó llegar a una sola solución mediante un nuevo tratado por lo que España tomaba posesión de de Sacramento, cediendo en cambio 500 leguas de territorio en la provincia de Paraguay. Esto no se pudo efectuarse, pues los indios de misiones se negaron a pasar a manos extrañas. Los portugueses a su vez incursionaron a Moxos, habiendo hecho suyas dos de las reducciones jesuíticas: Santa Catalina y San Miguel, ambas sobre el rio Itenez. Este estado de cosas prosiguió hasta 1777 en que se firmo el tratado de San Idelfonso. En el que estipulaba lo siguiente: la navegación del rio de La Plata y el Uruguay pertenecía exclusivamente a España, hasta el punto en que el rio Parapeti – Guasu desagua en el Uruguay y Portugal renunciaba renunciaba a Sacramento y la Isla de San Gabriel.las lagunas de Merim y Mangueira y las tierras que les separan, quedaban dividiendo las posesiones españolas de las portuguesas, sin que ninguna de las dos naciones pudiera ocuparlas. España de su parte restituía a Portugal la Isla de Santa Catalina y a Inglaterra el Peón de Gibraltar; este país desocupaba en cambio Filipinas, y Portugal renunciaba a los derechos que pudiera tener sobre ellas y las islas Marianas.

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