Todas las sublevaciones ocurridas en la ciudad de Oruro tuvieron un carácter especial, pues en ellas los criollos y mestizos se adhieren prontamente a todo levantamiento indígena. Esto preocupo a las autoridades, sobre todo cuando se enteraron de los levantamientos de Túpac Amaru y Túpac Katari. Estos antecedentes, eran graves, sobre todo si se tiene en cuenta el estado económico de esta urbe minera, cuya franca decadencia había creado un clima de descontento y hostilidades.
Andrés Túpac Amaru, después de la ejecución de su tío inca José Gabriel, conquisto toda la provincia de Larecaja, sitiando luego el pueblo de Sorata. Tres meses duró el asedio sin que sitiadores ni sitiados cedieran. Los sorateños fueron intimados a la rendición, cuando ya estaban extenuados por falta de víveres. La resistencia de los vecinos fue heroica, hasta costarles la vida. Túpac Amaru ingeniosamente hizo que durante el sitio sus tropas se ocuparan de construir un dique que fue desbordado, arrasando la población y ahogando a la mayor parte de sus habitantes, el 5 de agosto de 1781. Luego de su triunfo, las tropas de Andrés Túpac Amaru, fueron a colaborar en la conquista de la ciudad de La Paz.
Primer sitio a la ciudad de La Paz
A principios de marzo de 1781 estallo la rebelión encabezada por Túpac Catari y rápidamente cayeron en sus manos las Provincias de Sica Sica,Carangas Pacajes, Yungas Omasuyos y Chucuito. Luego de la cual puso sitio a la ciudad de La Paz, al mando de 40.000 hombres. El primer sitio duró 109 días y en el cayeron 10.000 españoles.
Durante este tiempo la población moría de hambre, sin embargo los indios no pudieron apoderarse de la ciudad por falta de armamentos adecuados. Los sublevados, en las escaramuzas que hacían, apresaron a varios mestizos; estos, fingiendo simpatía a la causa de Catari, enseñaron a usar armas a los indios; pero la confianza que depositaron en ellos los indígenas, tuvo que pesarles mas tarde, pues se traicionaron a los jefes indios que fueron entregados a los españoles. Entre estos fue descubierto Mariano Murillo como espía de los españoles; al percatarse de ello Túpac Catari le corto ambos brazos, enviándolo con una carta a Don Sebastián de Segurola, defensor de la ciudad.
El presidente de la audiencia, Ignacio Flores, al saber la gravedad del sitio, organizó un ejército para ayudar a La Paz. Flores entro en la ciudad dejando algunos víveres, mientras los indios desde los cerros circundantes seguían acosando. Por motivos difícilmente explicables, el presidente de la audiencia dejo la ciudad, abandonándola a manos de sus sitiadores. Antes de irse puso a la orden de Segurola un destacamento de 80 soldados veteranos y quedaron los paceños solos con su entereza, bajo el mando de su excelente defensor: Sebastián de Segurola.