Todas las sublevaciones ocurridas en la ciudad de Oruro tuvieron un carácter especial, pues en ellas los criollos y mestizos se adhieren prontamente a todo levantamiento indígena. Esto preocupo a las autoridades, sobre todo cuando se enteraron de los levantamientos de Túpac Amaru y Túpac Katari. Estos antecedentes, eran graves, sobre todo si se tiene en cuenta el estado económico de esta urbe minera, cuya franca decadencia había creado un clima de descontento y hostilidades.
El año de 1605 el cura de Colquemarca, Francisco Medrano, y otros españoles descubrieron minerales ricos en plata en un cerro de la región de los Urus al que pusieron de nombre San Cristóbal. Ala noticia de la abundancia del codiciado metal se trasladaron a la región muchos españoles para consagrarse a la explotación de las citadas minas. Pronto nació un poblado que estaba bajo la advocación de San Miguel, pues el día del Arcángel se había empezado a explotar sistemáticamente las mismas.
Acababa de morir el conde Monterrey, cuando llegaba la solitud de los vecinos de esta nueva ciudad hasta la Audiencia de Charcas para que se oficializara la fundación de la Villa. Fue encargado el Lic. Don Manuel Castro de Padilla quien, trasladándose hasta el asiento de San Miguel y junto al cerro Pie de Gallo, efectuó la fundación definitiva el 1º de noviembre de 1606. Nació así la actual ciudad de Oruro con el nombre de “Real Villa de Don Felipe de Austria” en honor del monarca reinante Felipe III. El primer alcalde de la ciudad fue el descubridor de las minas, el presbítero Francisco Medrano. Se pobló la Villa rápidamente y hacia 1618 estaba habitada por mil españoles y una gran población indígena. En sus proximidades había 20 ingenios destinados a beneficiar el mineral extraído de los cerros. Se agrando este distrito minero con la inclusión de la ya centenaria población de Paria y la Berenguela. En un principio se habían señalado indios para la mita de Oruro, pero en 1618 se quitaron para beneficiar al cerro de Potosí; el grueso del trabajo se hizo sobre la base del sistema de “minga” o jornal.
En el aspecto urbano Oruro fue pobre en sus primeros años, por eso casi todas sus casas están hechas con paja; sin embargo, no tenía un año de vida ya contaba con 700 casa. Hacia la mitad del siglo se había edificado iglesias y conventos, como los de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, La Merced, La Compañía y un hospital para los enfermos. Al igual que Potosí, Oruro Tenia oficiales reales encargados de las gestiones económicas para la real hacienda.
Esta ciudad progresó mucho durante el siglo XVII, llegando a ser en este tiempo la segunda del Alto Perú; hacia 1680 tenía 80.000 habitantes.