Poemas para conmemorar la creación del Departamento del Beni, Bolivia, poemas de los autores: Óscar Alfaro, Adan Sardon, Benjamín Guzmán, Casiano Ojara Agreda, Beatriz Schulze Arana.
El Beni
Óscar Alfaro
El Beni es la tierra anfibia,
es la jungla floreciente,
la esmeralda de Bolivia
que relumbra en el Oriente.
La selva caliente y llama,
llena de cambas bravíos,
con escaleras de ríos,
para trepar al mañana.
Toda vestida de flores,
Trinidad canta en la selva
un taquirari que puebla
el aire de ruiseñores.
Y escriben en el paisaje
los ríos y cataratas,
un himno puro y salvaje,
con grandes letras de plata.
Suena la tambora, suena
y danzan los macheteros,
curvando saltos guerreros
sobre la tierra morena.
La selva y el infinito.
¡Arriba el Beni, caramba!
Nadie me quita este grito:
¡Que viva la tierra camba!
Tierras del Beni
Adan Sardon
Multiforme y bravía
la selva se amodorra de silencio
y a lo largo del tiempo
la mañana vigila detrás del horizonte.
La tierra pródiga
se multiplica en ubres,
es pesada la fronda
de frutales racimos.
Los árboles añosos
retuercen su tristeza
en la madeja de los días.
El trópico domina.
Allí la vida es hembra fecunda.
Ya de tarde
la selva se desnuda,
y en el vientre de los ríos
se proyecta la noche luminosamente!
Beni
Benjamín Guzmán
Bañada por los caudales
de sus ríos opulentos
que mansos o turbulentos
dan riego a los siringales.
Trinidad, Trinidad santa,
que fiel a la patria fue;
Trinidad que inspira y canta
Amor, Esperanza y Fe.
Como soñada beldad
en un sueño de poesía
se alza llena de energía
la ciudad de Trinidad.
El Beni
Casiano Ojara Agreda
Brochada azul; claveles incendiados
en llamaradas combas perseguidas,
que insurgen como gritos desatados
al encanto de nubes florecidas.
Verdor que alienta soles amaestrados
en flechazos de luces repartidas,
donde irrumpen caminos alumbrados
con nostalgias de lunas derretidas.
Rumores que mordiendo las cascadas
abren la brecha de ansias, iracundo
reaccionar de la selva en carcajadas.
La tierra se ha erigido en lo profundo,
reventando en entrañas perforadas,
espigas, rosas, todo amor fecundo!
Beni
Beatriz Schulze Arana
Como una monedita nueva
lucha hoy mi corazón,
la euritmia de la flora
se aloja en mi retina.
El achachairú y los pececillos,
del Río Mamoré
halagan mi paladar;
mi olfato el guayacán,
la frescura del agua mima mi cuerpo
y los lagartos y los árboles,
y los bueyes y los vientos
me hablan profundamente,
¡intensamente, bellamente!
Hoy cuando llegue a la escuela
le diré al maestro
—¡aprendí mucho esta tarea!
Un magnífico libro
Descorrió para mí sus dulces páginas
floridas de sabiduría
y de primorosas estampas en colores—.
Y el maestro sonreirá
bondadoso y comprensivo
viendo pasar el desfile
de todas esas páginas
por mis absortos ojos.
¡Como una monedita hueva
luce hoy mi corazón!
(De la Sortija de Nueves Perlas)