Poemas para el Día de la Madre boliviana, de los autores: Carmen G. Basurto, Leonardo Lis, Luis Neuman, Julián del Casal, José Martí, Adela Zamudio.
Mamita mía
Carmen G. Basurto
Mamita mía,
dulce y hermosa,
te em figuras
botón de rosa.
Gotita de agua
que hay en la fuente;
como diamante
muy transparente.
Aunque a tu lado
me ves travieso:
me vuelvo bueno
cuando te beso.
Mamita amada,
mi gran tesoro,
yo soy el niño
que más te adoro.
A mi mamá en su día
Leonardo Lis
Frescas brisas naturales,
arroyuelos, manantiales,
con caricias y murmullos
saludad a mi mamá.
Mañanita encantadora,
con tu luz deslumbradora,
llena el alma de mi madre
de alegría y santa paz.
Flores bellas y olorosas,
y pintadas mariposas,
con perfumes y colores
festejad a mi mamá.
Avecillas trinadoras,
Abejitas zumbadoras,
con gorjeos y miel pura
alegrad a mi mamá.
Si tienes una madre todavía
E. Neuman
Si tienes una madre todavía,
da gracias al Señor que te ama tanto,
que no todo mortal contar podría
dicha tan grande ni placer tan santo.
Si tienes una madre… se tan bueno
que ha de cuidar tu amor su paz sabrosa,
pues la que un día te llevó en su seno
siguió sufriendo y se creyó dichosa.
Veló de noche y trabajó de día
breves las horas en su afán pasaban,
un cantar de sus labios te dormía,
y al despertar sus labios te besaban.
Enfermo y triste, te salvó su anhelo,
que sólo el llanto por su bien querido
milagroso supo arrebatar al cielo,
cuando ya el mundo te creyó perdido.
Ella puso en tu boca la dulzura
de la oración primera balbucida
y plegando tus manos con ternura
te enseñó la ciencia de la vida.
Si acaso sigues por la senda aquella
que va segura a tu feliz destino,
herencia santa de la madre es ella,
tu madre sola te enseñó el camino.
Más si el cielo se fue, y en tus amores
ya no la harás feliz sobre la tierra,
deposita el recuerdo de tus flores
sobre la fría loza que la encierra.
¡Es tan santa la tumba de una madre!
que no hay al corazón lugar más santo;
cuando espina cruel tu alma taladre,
ve a derramar allí, tu triste llanto.
A mi madre
Julián del Casal
No fuiste una mujer… sino una Santa
que murió de dar vida a un desdichado,
pues salí de tu seno delicado,
como sale una espina de una planta.
Hoy que tu dulce imagen se levanta
del fondo de mi lóbrego pasado,
el llanto está en mis ojos asomados,
los sollozos comprimen mi garganta.
Y aunque yaces trocada en polvo yerto,
sin ofrecerme bienhechor arrimo,
como quiera que estés, siempre te adoro.
Porque me dice el corazón, que has muerto
Por no oírme gemir, como ahora gimo,
por no oírme llorar, como ahora lloro.
Madre de mi alma
José Martí
Madre del alma, madre querida
son tus natales; quiero cantar
porque mi alma de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
que la vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado me siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios le pido constantemente
para mi madre vida inmortal;
porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.
A la Madre
Adela Zamudio
Dios y tú son los dos temas
que nunca bastante osada
probé a cantar en mis versos
Dios y tú ¡Madre adorada!...
¡Oh! ¿Qué quieres que te diga
en mis cálidas canciones?
Cantar puedo algunas veces
las medianas afecciones.
Pero, a ti ¡alma de mi alma!
que yo adoro de rodillas
el himno que tú mereces
ya rueda por mi mejilla.