Poemas para el aniversario de natalicio del Mariscal de Ayacucho Sucre, de los autores: Ricardo Mujía, Guillermo C. Loayza, Benjamín Guzmán, Humberto Ortiz P., Juan José Quezada.
Sucre
Ricardo Mujía
Ante tu genio de inmortal memoria,
América se inclina reverente:
los siglos pasan al besar tu frente
dejan más resplandores en tu historia.
Cinco naciones pueden por tu gloria
tremolar su pendón independiente
y tu nombre repite un continente,
entre el himno marcial de la victoria.
Pero no fuiste, no, sólo el guerrero,
que conquistó la libertad augusta
con el brillante rayo de su acero.
Fuiste legislador! Y tu alma justa
Hízose Ley en el latir fecundo
del Viril corazón del Nuevo Mundo.
Sucre
Guillermo C. Loayza
¡De rodillas, oh pueblo boliviano,
ante el gigante de tu ilustre historial!
¿Lo ves? Es Sucre, el hijo de la gloria.
Fuerte, constante, altivo, sobrehumano,
de Ayacucho inmortal en la victoria,
él te arrancó la marca infamatoria
que te impusiera el despotismo hispano.
El genio es algo como un Dios: imprime
respeto, amor, veneración sincera;
y es genio aquel que una nación redime.
Por eso, siempre ante la faz austera
de Sucre, el héroe, el Redentor Sublime
se ha de inclinar la humanidad entera.
Amor a Sucre
Benjamín Guzmán
Entre los grandes amores
hay un amor inmortal,
al que venció en Ayacucho
a Sucre el Gran Mariscal.
Amor del hijo a su padre;
amor tierno, amor filial,
amor de Bolivia toda,
a Sucre el Gran Mariscal.
La grandeza del Mariscal
Humberto Ortiz P.
Símbolo de gloria y grandeza
es tu nombre, Gran Mariscal
y tu noble vida de proeza
no tiene en el tiempo igual.
De Ayacucho el vencedor
fuiste sin par generoso
ante el vencido opresor
al que diste trato honroso.
Y habiendo la Patria fundado,
independiente, libre y soberana;
dejaste tu gran legado
a la conciencia ciudadana.
Que supiésemos conservar,
por sobre todo peligros
la integridad territorial.
Y no lo pudimos cumplir,
porque por encima de la nación
por la que juramos morir,
siempre estuvo el odio y la facción.
Perdónanos Gran Mariscal
por la ciega ambición
que domina el ideal
y amenaza destruir
la obra de tu creación.
A Sucre
Juan José Quezada
Filósofo soldado, genial venezolano,
fue Sucre el invencible, bizarro Mariscal;
su nombre enorgullece al pueblo boliviano,
en cuyo cosmos vive, cual águila inmortal.
Su heroísmo repercute como un himno sonoro,
allá, desde Ayacucho, al último confín;
su testamento escrito, con caracteres de oro,
es nuestro santo y seña, cual timbre de clarín.
Por él hemos jurado, los hijos de esta tierra:
no destruir nunca la obra que fue de su creación
y conservar, venciendo peligro de la guerra,
altiva, soberana y libre la Nación.
¡De pie!, los bolivianos, por siempre bendigamos
a Sucre el generoso, al noble, al sin igual;
su hombre de todas partes fervientes repitamos
unido a los acordes del Himno Nacional