Poemas para conmemorar el Día del Trabajo, de los autores: Calixto Pompa, Humberto Ortiz P., Rodolfo Reyes, Gaby Balcázar R.
Trabaja
Calixto Pompa
Trabaja, joven; sin cesar trabaja:
La frente honrada que en sudor se moja.
Jamás ante otra frente se sonroja.
Ni se rinde servil a quien le ultraja.
Tarde la nieve de los años cuaja
sobre quien lejos la indolencia arroja
su cuerpo al roble, por lo fuerte, enoja;
su alma del mundo al lodazal no baja.
En pan que da el trabajo es más sabroso
que la escondida miel que con empeño
liba la abeja en el rosal frondoso.
Si comes ese pan serás tu dueño,
mas si del ocio ruedas al abismo,
todo ser lo podrás, menos tú mismo.
Bendito Trabajo
Humberto Ortiz P.
Bendito el trabajador
que, con esfuerzo y sudor,
forja el bienestar
y lleva sustento a su hogar.
Es dura la jornada
que vence con tesón
y en toda obra empezada,
pone siempre mente y corazón.
Bendito el labrador,
Bendito el minero,
Bendito el obrero,
Bendito el que trabaja con amor.
El trabajo
Rodolfo Reyes
Suena el yunque del taller,
a los golpes del martillo,
parecen desacordes campanillas
que al trabajo da más brillo.
El obrero que bien trabaja
es jovial y alegre en su afán
porque sabe que el trabajo,
le alimenta con el pan…
A los obreros
Gaby Balcázar R.
Trabajan con mucho afán
nuestros obreros queridos obreros:
el albañil con mi casa
como laborioso “hornero”.
También es trabajador
el viejo jardinero
que en mi jardín pone amor,
como todo buen obrero.
El carpintero es artista
de la cama en que yo duermo,
de la mesa y la repisa
donde guardo mis cuadernos.
El sastre y la costurera
hacen la ropa que visto
y el zapato y la cartera
el zapatero Jacinto.
Loor al obrero
A.
Loor a ti valiente obrero
que taladras prisionero,
de la tierra las entrañas;
mientras el alba gozosa
tiñe de nieve y rosa;
y mientras los pájaros garleros
cantan alegrías y tristezas,
de amores que vinieron
en la noche otoñal,
a la venida de un astro sentimental.
Loor a ti valiente gladiador,
que, con tu ternura y amor,
conquistas en este mundo de ilusión
el pan para los hijos de tu corazón.
Loor a ti que, con impaciencia loca,
rompes con el pico la roca
y de la fragua al son,
con el martillo en la mano:
modelas el metal preciado
y vences el dolor humano.
Y cual el indio mañanero
que con su arado abre surcos en la tierra
cual arrugas del alma pensativa
vas buscando un alma caritativa,
que consuele tu eterno dolor de ser paria,
de ser esclavo del trabajo;
que, como escarabajo,
en las entrañas de la tierra,
abres surcos y abres grietas
y vives en continuos amores,
cantando como los trovadores,
cantas a las impúdicas coquetas
del taller y de la estancia.
De las entrañas de la tierra
vas votando tu miseria,
por medio de las enlutadas chimeneas,
que como nubes negras y tormentosas
sueltan al viento
tus desgracias hechas dolor;
tus desgracias, todas, llenas de intenso amor.
Y hoy que recuerdas el martirio de tus hermanos
de los masacrados por la libertad;
de todos aquellos que se sacrificaron, como tú,
por la dura ley del trabajo
recibe el saludo,
el oscuro amoroso del astro luminoso,
que al nacer de un nuevo día
a tu frente inmaculada llega.
Loor a ti, valiente obrero
que taladras prisionero,
de la tierra las entrañas.