Al comenzar la guerra Bolivia fue vista internacionalmente como el país agresor y como la nación más poderosa de las dos, por esa percepción Paraguay logro simpatía para su causa. En 1933 una comisión de neutrales pidió el retroceso de Bolivia hasta Ballivián. En la conferencia de paz de diciembre de 1933 se logró un armisticio de algo más de un mes.
Los límites internacionales de Bolivia en 1825 estaban referidos a los de la Audiencia de Charcas y se basaban en los títulos coloniales que heredó la República. Si bien es cierto que en algunos casos estos no eran del todo precisos, la soberanía jurídica de Bolivia sobre el Chaco fue siempre reconocida en la cartografía internacional del siglo XIX y el XX hasta la guerra.
El territorio en litigio era un triángulo muy claramente definido por tres ríos. En el norte muy dentro de territorio boliviano el río Parapetí (en el departamento de Santa Cruz, pasa por Camiri), al oeste el río Pilcomayo, al este el río Paraguay y en el sur el vértice de ambos ríos que confluyen exactamente en la ciudad de Asunción. En el norte 19º de latitud, al sur 25º, al oeste 64º de longitud y al este 57º. Las pretensiones paraguayas llegaban hasta el Parapetí, pasando por los departamentos de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz. Bolivia reivindicaba el territorio hasta la confluencia del Paraguay y Pilcomayo, es decir una frontera que tocaba a la capital paraguaya.
En los hechos, el centro del Chaco boreal casi no estaba ocupado salvo pequeños fortines de ambos países. Paraguay había establecido varios puertos sobre el río Paraguay con fuerte inversión argentina y aún inglesa que incluía varias líneas férreas. Los más importantes puertos eran Olimpo, Bahía Negra y' basado. Bahía Negra estaba casi a 20º de latitud, más al norte del único puerto boliviano sobre el Paraguay, Puerto Pacheco que fue tomado en 1886 por los paraguayos. Los bolivianos en cambio habían desarrollado su penetración sobre el Pilcomayo, con los puestos de Ballivián, Linares y Magariños, pero sin inversión económica ni presencia de población.
Sobre esta realidad en litigio, desde el nacimiento de ambas repúblicas, se hicieron varios esfuerzos por encontrar una solución. El primero fue en 1879 con el tratado entre Antonio Quijarro por Bolivia y e1 canciller Decoud por Paraguay que dividió el Chaco en dos partes a la altura del paralelo 22 el parlamento paraguayo no ratificó el tratado. En 1887 Isaac Tamayo por Bolivia firmó el segundo tratado con Domingo Aceval que dividió el territorio en ángulo recto y en tres partes, noroeste para Bolivia, sudeste para Paraguay y centro a definir por arbitraje. Tampoco hubo ratificación paraguaya. En 1894 Telmo Ichaso firmó con el plenipotenciario paraguayo Benitez el acuerdo que tampoco fue aprobado en el que se trazaba una perpendicular entre fuerte Olimpo (212) al noreste y Magariños al sudoeste (23º). Pero el tratado más nefasto que firmó Bolivia fue el suscrito en Buenos Aires por Claudio Pinilla con el canciller paraguayo Adolfo I. Soler, que ponía en entredicho nada menos que las provincias Cordillera y Chiquitos de Santa Cruz y la entonces provincia Azero de Chuquisaca. En 1913 Ricardo Mujía logró la caducidad de este trata lo que fue, sin embargo, un caballo de batalla de los paraguayos en las negociaciones ulteriores.