Al comenzar la guerra Bolivia fue vista internacionalmente como el país agresor y como la nación más poderosa de las dos, por esa percepción Paraguay logro simpatía para su causa. En 1933 una comisión de neutrales pidió el retroceso de Bolivia hasta Ballivián. En la conferencia de paz de diciembre de 1933 se logró un armisticio de algo más de un mes.
Ya hemos visto los acontecimientos producidos en el gobierno de Hernando Siles y la decisión de Salamanca de penetración militar en el Chaco y su ruptura de relaciones con Paraguay. El 15 de Junio de 1932 el mayor Oscar Moscoso y su destacamento tomaron el fortín López que controlaba laguna Chuquisaca (Pitiantuta para los paraguayos) descubierta en mayo del 32 por lo bolivianos, pero que ya había sido ocupada en marzo le 1931 por los paraguayos. La laguna era un centro de abastecimiento de agua importante en una región seca. Entre el 15 y 16 de julio, los paraguayos retomaron la laguna desalojando a Moscoso del Fortín Mariscal Santa Cruz a orillas de la laguna, que según Bolivia había estado allí desde hacía varios años. El Presidente Salamanca anunció el 18 de Julio en el balcón del palacio quemado que Bolivia no permitiría el ultraje y ordenó la toma de los fortines paraguayos Toledo, Corrales y Boquerón. Entre el 24 y 31 de julio de 1932 se produjeron las acciones y se tomaron los tres puestos, el Cnel. Emilio Aguirre, que murió pocas horas después del asalto, tomó Boquerón el 31 de julio. La guerra había comenzado.
Uno de los hechos más dramáticos que vivió Bolivia en esos a los fue una suerte de guerra interna. Mientras se preparaba para movilizar a miles de soldados al frente, entre 1932 y 1934 se produjeron varios levantamientos campesinos en el altiplano que obligaron a acciones militares de represión. Los levantamientos no sólo fueron promovidos por jefes indios, sino por activistas contrarios a la guerra casi todos ligados al anarquismo y al socialismo. El reclutamiento de soldados en el campo fue traumático y devino en una terrible y muchas veces sangrienta confrontación interior. Una paradoja más de una nación que combatió en el frente externo y en el interno.