Al comenzar la guerra Bolivia fue vista internacionalmente como el país agresor y como la nación más poderosa de las dos, por esa percepción Paraguay logro simpatía para su causa. En 1933 una comisión de neutrales pidió el retroceso de Bolivia hasta Ballivián. En la conferencia de paz de diciembre de 1933 se logró un armisticio de algo más de un mes.
En medio de una situación tal de tensión y delicada entre ambas naciones, que llevarían al conflicto bélico, había tiempo también para la actividad creativa.
Surgiendo así una de las iniciativas más importantes para la educación. La tradicional visión presidente de turno o cuando menos discriminatoria con la educación indígena, tomó un rumbo nuevo con la obra del gran educador pedagogo Elizardo Pérez, maestro y verdadero apóstol de la educación. Elizardo Pérez cambió radicalmente las ideas y posiciones sobre la educación indígena. Dijo que ésta debía nacer de la realidad del campo y de lo más importante de la cultura aimara y quechua. Para aplicar las concepciones y sus ideas creó la escuela de Warisata en el pueblo de ese nombre (cercano a la región de Achacachi en el departamento de La Paz) el 2 de Agosto de 931. Fue una experiencia pionera en Bolivia de educación a educadores, que llevó a la práctica por primera vez la idea de que el indio era sujeto y no objeto educativo, que había que tomar los elementos del pasado prehispánico y hacer de la escuela un núcleo productivo. Warisata cambió la mentalidad general en relación a tema tan crucial y a pesar de su destrucción en 1941, sobrevivió en las medidas de la reforma educativa de 1955.