El tigre y el ratón intercambiaron sus voces

Se dice que la luna dispersó a la gente y a los animales. Antes de que eso ocurriera, todas las gentes vivían juntas y hablaban un solo idioma. La luna así, pues, dispersó a la gente porque estaba muy enojada.

En esa ocasión, la luna le dijo al tigre:

—Tú vas a hablar de esta manera.

Por entonces el tigre tenía voz del ratón; tenía una voz delgadita y hablaba con falsetes. La voz no estaba acorde con el tamaño del tigre porque era muy grande de cuerpo.

En cambio el ratón tenía una voz muy poderosa, muy gruesa y de tono bajo; su voz era como la del tigre de nuestros días aunque el animalito era muy pequeño. Desde debajo de la hojarasca, en el monte, hablaba con esa voz potente.

Un día el tigre le dijo:

— ¡Qué lástima, esa voz no te queda bien!...

— ¿No me queda bien? - preguntó el ratón.

— Verdad, te lo voy a probar, a mí me quedaría tu voz muy bien, -argumentó el tigre.

Hicieron la prueba y el ratón quedó convencido por lo de los tamaños y el volumen de voz que tenían ambos. El ratón terminó diciendo:

— ¡Es verdad!

Entonces decidieron cambiar sus voces. Así, el tigre, habló con la voz del ratón. Era una voz gruesa, baja.

— ¡Qué lástima, -dijo el ratón- te queda mejor a ti que a mí.

Puedes tenerla nomás, que sea para ti.

— Bien, -dijo el tigre- está bien.

— Y tu voz va a ser la mía, -le dijo el ratón- porque es una voz muy suave, delicada, bajita.

Así el tigre le cedió su voz al ratón y, el pequeño animalito, le cedió su delgada vocecita al enorme cuadrúpedo.

Por eso es que el tigre, cuando gruñe, lo hace con una voz que da miedo. Es una bestia feroz, tanto que puede matar a la gente y, en la misma forma, el ratoncito, escasamente se hace escuchar cuando trata de manifestarse.

Mito Sirionó

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