Liliana de la Quintana
Podemos conocer mejor a los sirionó si conocemos los mitos que los ancianos y las ancianas cuentan, alrededor del fuego.
Cuando reinaba la soledad y sólo había agua, vivía en el mundo un ser fantástico de nombre Nyasi. Rodeado de una luz intensa al caminar lo alumbraba todo. Era un ererékwa o gran jefe y un excelente cazador que siempre tenía a mano su arco y sus flechas.
Hundidos en las aguas vivían unos monstruos dañinos a quienes Nyasi destruyó. En los lugares donde murieron nacieron las cañas, con las cuales fabricó nuevas flechas. El tiempo de aguas terminó y Nyasi emprendió una larga caminata hacia las tierras calientes, donde crecía una gran vegetación.
Al llegar encontró muchos seres sin forma definida y tan calientes que al tocarlos quemaban. Empezó a modelarlos y así surgieron los primeros animales, a los que pintó de distinto color para diferenciar a unos de otros.
Al principio, los animales tenían características humanas: podían hablar, cantar, silbar. Vivían muy unidos en un solo grupo y todos eran parientes.
Nyasi perfeccionó sus creaciones y aparecieron los primeros humanos: los mbía o gente sirionó. Hombres, mujeres, niñas y niños, todos recibieron un nombre de acuerdo con el animal que aparecía en el momento de su nacimiento o con las características similares entre persona y animal. Un día los animales empezaron a sentir hambre y los jaguares se dedicaron a cazar humanos para comer.
Entonces Nyasi enseño a los sirionó a hacer arcos y flechas para defenderse. Mientras los hombres pulían los arcos y confeccionaban las flechas, las mujeres trenzaban las cuerdas. Así se inició la caza.
Imitando los sonidos de los animales, los sirionó mejoraron sus formas de cazar: silbaban como pájaros o monos, gruñían como un tapir o llamaban como el pécari. Al escuchar estos llamados, las presas acudían.
Muchos animales decidieron quedarse en el agua para no ser atrapados. Pero Nyasi les enseñó a los hombres a pescar y les dio instrumentos para conseguir alimentos.
También les indicó cómo trabajar la tierra y les dio semillas para sembrar camote, yuca, papaya y maíz. Tiempo después de la siembra, cosechaban con alegría, Nyasi era responsable del mundo.
Mito sirionó