El colapso de Tiwanaku

Hoy sabemos que uno de los factores determinantes del colapso de Tiwanaku fueron los cambios climáticos. Hacia el año 950 de nuestra era el régimen de lluvias comenzó a decrecer, llegándose a producir una larga e intensa sequía entre 1250 y 1310 d.C. Este hecho trajo como consecuencia la total escasez de cosechas y la desaparición de los campos de cultivo, incluidos los suka-kollus.

Los centros urbanos fueron abandonados y la población se dispersó hacia las aldeas y los asentamientos menores, como se ha evidenciado en Caquiaviri y Machaca donde, en este período, la poblador se incrementó. A esta situación se suma el arribo al altiplano, y especialmente a la zona del lago Titicaca, de diferentes pueblos de pastores. Estos pueblos según algunos cronistas, como Cieza de León y Guarnan Poma de Ayala, procedían del sudoeste, de las regiones de Coquimbo y Potosí.

Mercado Peñaloza (1536), hablando de los Pacajes, nos dice que unos vinieron de Carangas y otros de Chucuito, lo que explicaría el fenómeno de la dispersión a raíz del colapso de Tiwanaku y la llegada de oleadas migratorias desde el sur-oeste. Todos estos grupos humanos se ubicaron en las zonas altas en pequeñas ciudadelas fortificadas y hoy los conocemos con el nombre de “Señoríos Aimaras”.

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Vivía aún en Inca Viracocha cuando empezó a reinar en el Cuzco su hijo Pachacuti, que había adquirido gran fama por haber conquistado para los incas muchas comarcas sometiendo a varios pueblos, entre ellos a los chancas.

Desaparecido el Imperio Tiwanaku, la región del altiplano quedó fragmentada en varias etnias que se dividían en dos “mitades” antagónicas y complementarias situadas al oeste y al este del altiplano, llamadas Urcoduyo y Omasuyo. En el sector accidental (Urcusuyo) denominaron los pastores y en el sector oriental (Omasuyo) los agricultores y pescadores.

Para una buena parte de los cronistas y para muchos investigadores modernos, Viracocha es el dios creador andino que toma el lugar de otro, mucho más antiguo de nombre Tunupa. Cieza de León dice. “Generalmente le nombraron en la mayor parte Ticci Viracocha aunque en la provincia del Collao le llaman Taguapaca que es el otro nombre de Tunupa a quien Bertonio considera dios de los hombres que habitan a orillas del lago Titicaca”.

A tiempo que se construye la ciudad aparece una cerámica típicamente Tiwanakota consistente en keros finamente pulimentados, pintados con figuras estilizadas sujetas a una estructura geométrica; los ojos de las figuras tienen una línea vertical que divide en dos negro y blanco la niña del ojo. Los colores son rojo, ocre, negro y blanco sobre fondo castaño.

En el siglo VIII de nuestra era, Tiwanaku se expande políticamente sobre la base de los enclaves preexistentes, tanto en la costa como en los valles mesotermos; así mismo extiende su poderío sobre el altiplano y la sierra. Esta expansión fue posible gracias al dominio del bronce que le permitió una gran superioridad militar.

Simultáneamente a Tiwanaku aparecen otras ciudades, como Konko Wankane a 17 Kms. de Jesús de Machaca en el departamento de La Paz. Allí se han iniciado las excavaciones y en su parte visible presenta pilares evidenciando muros. Hay en este conjunto tres monolitos similares a la “Estela Barbado” del Templete Semisubterráneo, los cuales, estilísticamente, están relacionados con la tradición “Yaya-Mama" o Pajano.

El conjunto de Puma-punku se encuentra a 2 Km. del centro ceremonial descrito; en torno a estos dos puntos determinantes de la ciudad de Tiwanaku se encontraban las viviendas y los diferentes barrios.