La precariedad del régimen militar se agudizó con las manifestaciones callejeras. Las ambiciones de sus ministros habían ya condenado al gobierno. A principios de abril el titular de Gobierno, Antonio Seleme, el más audaz de los ministros conspiradores, tomó contacto con la oposición, particularmente con el MNR (Siles Zuazo, Lechín), partido al que Seleme incluso juró, y con FSB (Únzaga). El ocho, una reunión del ministro con un joven dirigente falangista terminó con la salida de Falange del golpe, por discrepancias de programa y eventual distribución de cargos.
Ballivián nació en La Paz el 7 de junio de 1901. Estudió en el colegio Ayacucho. Ingresó al colegio militar y egresó como oficial de caballería. Fue comandante de la 5ta región militar, comandante del colegio militar y agregado militar en Estados Unidos, Francia, Inglaterra y España. Fue subsecretario de Defensa y comandante en jefe de las FF.AA. Se sumó al autogolpe de Urriolagoitia y se hizo cargo de la presidencia a los 50 años. Después de su caída en 1952 fue exiliado y abandonó la vida política. Murió en el retiro a los 94 años en mayo de 1995.
La junta militar. Gobierno Ballivián 1951-1952
El gobierno militar, presidido por el Gral. Hugo Ballivián Rojas, marcó en realidad un corto período que era el fin de una etapa histórica. El ejército recibió el gobierno en un momento de desmoronamiento político e incapacidad de las clases tradicionalmente dominantes para ofrecer alternativas viables. El ascenso popular era ya inevitable. Las presiones de los sectores laborales continuaron y el MNR llegó a tener una organización casi militar de sus cuadros.
El gobierno comenzó su gestión, declarando el estado de sido en todo el territorio y anulando las elecciones de 1951. Paz Estenssoro anunció que volver a como Presidente electo, pero el gobierno le impidió el ingreso. En el seno de la propia junta eran inocultables las ambiciones de los generales Humberto Torrez Ortíz y Sergio Sánchez, además de Antonio Seleme, quien propició el golpe que inició la Revolución del 9 de abril.
En marzo de 1952 la junta convocó a elecciones generales que nunca se realizaron. El 23 fueron repatriados los restos de Eduardo Abaroa, el máximo héroe de la guerra del Pacífico en medio del respeto ciudadano. El proceso inflacionario obligó a un nuevo reajuste de salarios del 30 % , aunque fue insuficiente para cubrir la brecha. Marchas de amas de casa y empleados públicos reflejaban el malestar de los ciudadanos. En tanto, los grandes mineros recibían un trato preferencial a través del cambio de moneda.