La precariedad del régimen militar se agudizó con las manifestaciones callejeras. Las ambiciones de sus ministros habían ya condenado al gobierno. A principios de abril el titular de Gobierno, Antonio Seleme, el más audaz de los ministros conspiradores, tomó contacto con la oposición, particularmente con el MNR (Siles Zuazo, Lechín), partido al que Seleme incluso juró, y con FSB (Únzaga). El ocho, una reunión del ministro con un joven dirigente falangista terminó con la salida de Falange del golpe, por discrepancias de programa y eventual distribución de cargos.
Los acontecimientos de violencia política de este período debilitaron al oficialismo. Los viejos partidos perdieron respaldo, particularmente en la clase media que era decisiva a la hora del voto. La popularidad del MNR creció de manera arrolladora entre 1949 y 1951.
En un clima tenso y con las libertades muy limitadas fe realizaron las elecciones el 6 de junio de 1951. El triunfo de la candidatura de Víctor Paz Estenssoro (en el exilio) y Hernán Siles Zuazo por mayoría relativa, confirmó la declinación definitiva de una época. El MNR ganó la elección con 54.129 votos (el 43%). La candidatura oficial de Gabriel Gosalvez y Roberto Arce consiguió 40.381 votos (32%). Bernardino Bilbao Rioja (FSB) 13.259 votos (10,5%). Era la primera vez que FSB presentaba candidato en una elección presidencial. Las tres candidaturas restantes, dos que representaban a la minería y la de José Antonio Arze del PIR, fracasaron con menos del 5% de la preferencia de los votantes. El PIR pagó el precio de sus graves errores al aliarse con los más conspicuos representantes de la llamada rosca.
El "Mamertazo". Un golpe propiciado por el presidente
El resultado de las elecciones sorprendió y desconcertó a Urriolagoitia, quien se negó siquiera a considerar la entrega del poder a Víctor Paz. Faltando aún la decisión parlamentaria optó por el autogolpe. El 16 de junio de 1951 renunció a la presidencia y entregó el gobierno a una junta militar, pasando por encima de la constitución. Este hecho se denominó a nivel popular e internacionalmente como el "Mamertazo". El esfuerzo desesperado por frenar el ascenso movimientista, tenía que ver con una cien a conciencia de que ese ascenso implicaba un camino histórico sin retorno.