Los Sirionó

Los Sirionó

“Los sirionó eran guerreros por sobre todo y se tiene conocimiento de que hasta el siglo XVIII era una etnia que poseía esclavos. Esto quiere decir que tenían una organización social mucho más compleja que otros pueblos vecinos. Al destinar los esclavos a las labores, los jefes o líderes sirionó se dedicaban a explotar su relación con lo sobrenatural”, señala el antropólogo Milton Eyzaguirre.

El castigo más duro que puede sufrir un nativo sirionó, por algún crimen o pecado, es la proscripción. Queda excluido para siempre del clan, lo que, según su idiosincrasia, lo condena a la marginalidad, ya que difícilmente se adapta a otras sociedades. Entre sus códigos no existe la pena de muerte ni el linchamiento, pero sí castigos físicos menores como el azote.

Aunque cada vez lo utilizan con menos frecuencia, un común tormento para los que quebrantan las leyes internas es el atarlos a un tronco y hacerles picar por miles de hormigas amazónicas. No obstante, muchas veces los sabios del pueblo utilizan esta práctica como tratamiento medicinal.

Los sirionó, asentados en su mayoría en territorio beniano, tienen una destreza que los distingue: su habilidad para la elaboración de armas para la caza y la guerra.

El antropólogo losé Tejeiro señala que para este pueblo la caza dejó de ser una actividad exclusiva del varón porque últimamente se incorpora a la mujer, quien acompaña al cazador e incluso participa en la búsqueda de alimento.

El sirionó se autodenomina mybia, que quiere decir cazador. Como otros grupos étnicos de Bolivia, éste no tiene rasgos que se hayan detenido en el tiempo, no son estáticos, no se congelaron, son dinámicos y evolutivos. Antes, el hecho de que una mujer participe en la caza era un verdadero tabú.

El antropólogo Wigberto Rivero Pinto cuenta que “son conocidos por ser los mejores constructores de flechas, por lo que algunos de los comunarios de poblados vecinos los denominan “indígenas de arco largo”. Hasta principios del siglo pasado, su habilidad era utilizada sobre todo para armas de guerra, pero luego, lejos de dejar de lado la artesanía, empezaron a perfeccionar arcos y lanzas para la caza”.

La Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia (Conniob) censó el año 2004 en 830 a los pobladores de este grupo étnico, cuya organización social está basada en un consejo conformado por los ancianos que son quienes, más allá de las autoridades originarias y regionales, deciden y eligen a un representante para que se encargue de ejecutar sus criterios.

Las deliberaciones más frecuentes y a las que los sirionó le dan más importancia, comenta Rivero, son la aplicación de la justicia comunitaria y la aprobación de asuntos de desarrollo, políticos y sociales que en los últimos años se incrementaron con su apertura a la sociedad.

Datos

Habitantes: Censo INE (2001): 187. Censo Conniob (Confederación Nacional de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 830.

Ecorregión: Amazónica.

Departamento: Beni.

Provincia: Cercado, Iténez.

Comunidad: Iviató, Salvatierra.

Idioma: Tupi guaraní.

Actividad Principal: Caza, pesca y recolección de miel.

Productos: Animales de monte y miel.

Los Sirionó

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