Del palo que se convertía en hombre

Narra: Catalina Signez

Camino a traer agua, una mujer encontró un palo102 y le gustó tanto que lo abrazó. Y cada vez que pasaba por ahí abrazaba al palo. De ahí, un día le había dicho al palo:

  • ¿Cuánto quisiera estar yo contigo?

Entonces, esa noche, el palo se convirtió en hombre y fue a buscar a la muchacha. De ahí, todas las noches se convertía en persona y se iba con ella.

Tiempo después se casaron y tuvieron un hijo. Pero, un día la madre de la muchacha le preguntó:

  • ¿Con quién estás?
  • Yo tengo un hombre que vive en el camino, te lo puedo mostrar esta noche —le respondió la hija.

Pero, cuando llegó la noche, el hombre, al ver a la madre, se ocultó, y así cada vez que ella iba.

Sin embargo, el hombre era muy bueno. Siempre iba a cazar para alimentar a su familia. Monos, maneches, venados, de todo, cazaba de un solo flechazo. Pero, una vez aparecieron dos tigres, con cuatro ojos cada uno. Lo atacaron y le comieron el rostro. Al verse así, el hombre dijo:

  • Ya no sirvo.

Y se puso palo de nuevo, pero esta vez para siempre.

Entonces, su esposa comenzó a buscarlo. Quería buscarlo donde él cazaba, pero le advirtieron:

  • No, no vas a ir. En ese lugar hay dos tigres que te van a comer.

Pero, la mujer no hizo caso. Los tigres la encontraron y se la comieron.

De ahí, la madre de la mujer se quedó con su bebé, y lo crio en una canasta. Cuando el hijo creció, ya como de mi tamaño, se hizo cazador. Todo lo que flechaba caía. Pajaritos mataba y le alimentaba a su abuelita.

Un día, alguien gritó:

  • ¡El sari!

Entonces, él le flechó y le quebró su colita. Entonces el sari le dijo:

  • A tu mamá se la han comido dos tigres y a vos te ha criado tu abuelita, así, bañándote, lavándote.

Entonces, buscó a los tigres y los mató.

Contenidos Relacionados

Narra Un joven.

Un día, un hombre fue a cazar al monte para que a su mujer no le falte carne. Oculto en el monte esperando algún animal apareció un tigre y mató al hombre. Después, le arranco la piel, hasta la de su rostro, se la colocó encima y se fue a la casa del hombre, haciéndose pasar por él. Al llegar, dijo:

Narra: María Concepción Sequena

Dice que en el Tiempo Antiguo, un hombre tenía problemas porque las ratas se comían su cosecha. Entonces, un día el hombre habló con la rata grande. La rata macho le dijo que si le entregaba a su hija como esposa, las ratas dejarían su campo. El hombre accedió y le entregó a su hija. La rata se llevó a la muchacha a vivir con él.

Una mañana, la muchacha le preguntó a la rata macho:

Narra: Cirilo

Un hombre y una mujer tenían un solo hijo que era muy querido. Cuando se hizo hombre quiso tener pareja, miraba a las muchachas, pero su papá no quería, lo reñía, no quería que se acerque a nadie. Lo encerraba en su casa, el joven no tenía con quién hablar. Pero, él siempre pensaba en una compañera.

Un día, paseando por su chaco se le ocurrió hacer una mujer de barro. Cuando estuvo terminada no pudo dejarla y la llevó a su casa y le dijo a su madre:

Narra: Sebastiana

Un hombre había criado una serpiente. En una hojita la había hallado asicito y se la había criado. Le hacía comer, la mantenía como gente. La serpiente de chiquitita que era se ha vuelto grande. Cada día la sacaba afuera.

  • Háganme calentar al sol —decía la serpiente.

En dos semanas nomás ya era grande y así de larguita. En dos meses ya era grande, rápido crecía dice.

Narra: Donato Vaya

Dice que un día, dos cazadores habían ido a cazar al monte. Cazaron seis marimonos, en total. Después, uno de ellos había ido por leña, mientras el otro había dicho en voz alta:

  • ¡Cómo me gustaría tomar ahora!

En ese momento, un hombre apareció y le invitó a tomar a su casa que estaba cerca, según decía.

Narra: Jesús Saravia

Dice que un día, una viejita estaba limpiando y sembrando en un yucal cuando encontró a una viborita en su nido, así chiquitita. Entonces, la viejita la había recogido para criarla. La hacía dormir en una tinaja y le daba puro corazón de gente de comida.

Cuando la víbora creció se hizo grande y gruesa. Entonces le había dicho a la viejita:

Narra: Jesús Renato Vani

Hace mucho, mucho tiempo, hubo una guerra entre mosetenes y chimanes, porque los chimanes siempre se robaban a las mujeres de los mosetenes, y las mujeres de la aldea reclamaban. De ahí, los mosetenes comenzaron a armar sus flechas, y se fueron arriba, al nacimiento del río Cotacajes. En ese sitio, prepararon todo para atacar por sorpresa a los chimanes, mientras uno de ellos vigilaba para advertir cuando éstos llegaran.