El Presidente Morales a través de su mayoría parlamentaria y tras una difícil negociación con Podemos, aprobó la convocatoria a elecciones para la Asamblea Constituyente que debía elegir 255 constituyentes y realizar el referéndum sobre autonomías. La ley indicaba que la única tarea de la Asamblea era aprobar una nueva Constitución en un tiempo máximo de un año, que sería sometida para su aprobación a un referéndum popular. La Constitución debía ser votada por dos tercios de los asambleístas.
La meta más ambiciosa del gobierno fue concretar la venta de gas boliviano a México y Estados Unidos. El punto crítico de la negociación, el lugar de la transformación de gas natural en gas natural licuado en un puerto del Pacífico, planteaba la necesidad de decidir sobre el puerto.
Quiroga llegó a la conclusión de que la única forma viable de exportar el gas boliviano al Pacífico era un puerto chileno, por esa razón continuó las conversaciones sostenidas por Banzer con el Presidente chileno Lagos y avanzó en un principio de acuerdo confidencial que establecía la concesión por parte de Chile de un área de a [rededor de 600 hectáreas bajo administración boliviana (probablemente en el puerto de Patillos, cerca de Mejillones, antiguo territorio boliviano), esa administración tendría solo tres restricciones: la soberanía seguiría siendo chilena, las leyes industriales y las leyes ambientales serían chilenas. La idea era instalar allí una planta de transformación de gas a líquidos para su transporte al norte vía barco y el abastecimiento del mercado chileno, que comenzaba a tener grandes déficits y necesitaba con urgencia un abastecimiento próximo y barato, es decir gas boliviano. Este documento nunca se hizo público y quedó pendiente para su afinamiento en la siguiente gestión. Paralelamente, Quiroga abrió conversaciones con Perú, generando en ese país falsas expectativas, ya que su intención era tener una carta de presión para su negociación con Chile, preacordada con las empresas petroleras que operaban en Bolivia.
Se inició la construcción de un nuevo gasoducto Yacuiba-Río Grande para poder cumplir con los requerimientos del contrato de venta de gas a Brasil.