Narra Erlan Rojas.
Narra Erlan Rojas.
Antiguamente nuestros abuelos tenían una creencia única que actualmente nosotros conservamos, al menos yo. Quien les habla todavía conserva esas tradiciones ancestrales. Yo les comento a mis hijos, por decir, en la cacería, para salir al monte nosotros no salimos por salir nomás, así para ir a cazar, sino para comer. Tenemos primero que pedir el animal a su Dueño, sabemos que todo animal, todo ser vivo tiene a su Dueño. La naturaleza tiene quien le ordena, quien vela por la naturaleza, por ejemplo en el monte al Dueño de los animales, al rey del monte, al rey de la selva, lo conocemos con el nombre de Caychu, es el nombre nativo en lengua Movima. Caychu quiere decir un ser que no se ve, muchas veces se le aparece a uno como un animal, entre los chanchos por ejemplo, al que le llaman al capitán de los chanchos, un animal grande, a ese ser, a ese espíritu hay que pedirle. Nosotros tenemos la costumbre de pedir al Dueño del monte invitándole cigarro y todo lo que producimos y sacamos de la tierra.
Se lo hacemos cigarro. El tabaco negro que producimos, lo preparamos, se hace masón y se pica el tabaco menudo, se lo envuelve con chala de maíz blando, y uno lo fuma y lo pone así en un árbol de motacú, ahí arde ese cigarro. Esa es la forma en que pedimos, así hacemos para hacer el rito, para pedirle cacería al rey del monte, al Caychu.
Le invitamos chivé, remojamos chivé, que le llamamos boyboyo, luego decimos:
- Estoy invitándole a mi amigo, al rey de la selva, para que nos dé ese animal que queremos cazar para nuestro sustento cotidiano, para dar a nuestra familia.
Le preparamos su chicha, nuestros ancestros ya preparaban esta chicha y le llamaban chicha patacara, que se hace masticando el maíz cocido, igualmente se hace de yuca o de camote, y le ofrecemos la bola al Caychu.
Después, salimos al monte y no hay un tiro vago, antes era con flecha, actualmente es con armas de fuego, pero nos va bien, nosotros conservamos todavía esos ritos.
Otra cosa muy importante que también decían nuestros abuelos era que no abusemos de los animales. Por ejemplo, si vemos un animal que está con cría, nosotros respetamos la vida de ese animal, para que críe sus puerquitos, si es puerco. Si vemos que el animal está al tumbar91 también les respetamos la vida para que siga produciendo. Matamos otro animal que no esté gordo. Todo esto es muy importante y nosotros pasamos esas recomendaciones de generación en generación, pero actualmente ya la gente nueva, por decir la gente blanca o lo que nosotros llamamos itana. Esa gente ya no respeta la naturaleza, ellos tiran parejo y por último ya hay comercializadores de carne del monte. Por eso, nosotros en nuestra tierra ya no tenemos lo que es el huaso, la urina, el ciervo, toda la gama esa que antes había en abundancia, porque se respetaba, se conservaba, ahora no con la comercialización. ¡Pucha! ¡Qué barbaridad!
Nosotros seguimos conservando los saberes, sabemos de que hay un Dueño de la naturaleza pero ya no hay dónde pedir, porque ya no hay dónde cazar, ya no se puede entrar libremente al monte. Ahora ya todo es al revés, ya no le pedimos al Caychu, sino que le pedimos al ganadero, para poder entrar al alambrado. Nosotros tenemos que ir a trabajar con los ganaderos, o llevarle algo al ganadero, llevarle un quintal de yuca, dos racimos de plátanos, para que nos deje pasar a su campo, ahora hay que pedir al ganadero.
En el agua, hay uno que protege a los animales, le llamamos Caychu, el bola que quiere decir un viento que protege, es otro espíritu que protege a todos los seres vivientes del agua, a los peces, al caimán y todo lo que es acuático.
Nosotros entramos en las lagunas y nunca nos pasa nada porque estamos protegidos por el rey del agua. Como ustedes deben saber, actualmente ya hay muchos accidentes. Entran en la laguna y se les vuelca la canoa, los pescadores desaparecen, se los comen las palometas, las pirañas, en fin, porque todo tiene su Dueño que lo protege, que mezquina, controla cuando se saca indiscriminadamente. El Dueño sabe hasta dónde va a dar lo que es de él. Por eso hay accidentes, se vuelca la canoa, se caen al agua, no salen, desaparecen, eso nosotros como indígenas, conocemos el por qué pero nadie nos cree. Dicen que somos unos locos, unos brutos, que nos inventamos las cosas, pero a nosotros jamás nos ha pasado nada porque nosotros pedimos permiso y negociamos con el espíritu, Dueño de la naturaleza. Todo tiene su Dueño, el monte, la pampa, el agua, y eso es lo que respetamos.
Echamos la chicha al monte, la desparramamos para que venga ese viento y se forme un huracán. A veces uno lo ve, bota su chicha en la orilla del monte y por ahí, donde ha hecho uno su ofrenda, se forma un huracán, un viento grande, un remolino de viento, hasta que queda seco el lugar. Así sabemos que nos ha aceptado la ofrenda y nos vamos con toda garantía al monte, nos internamos en el bosque, nos metemos a los yomomales. Sabemos que no nos va a pasar nada, no nos dañan las fieras, porque nosotros estamos en contacto con el Dueño de la naturaleza, eso es lo que nosotros conservamos actualmente.