Narra Erlan Rojas.
Narra Erlan Rojas.
Ha habido personas que han ido a cazar sin pedir permiso y se han perdido en el monte, se han ido para siempre, hasta ahora, no se ha visto su retorno. Y no es sólo el ser humano, sus animales también. Por ejemplo, los perros son buenos para la cacería, se van haciendo bulla tras algún bicho y no vuelven, se van para siempre. Así hace saber el Dueño de la naturaleza que está descontento con esa persona.
Cierta vez, en una comunidad fue a cazar un hombre que tenía sus buenos perros. No había animal que se le escape. Ese hombre vivía de eso nomás, no chaqueaba. El sólo cazaba y vendía la carne en la comunidad. Tuvo su tiempo así, le iba bien, el Dueño del monte lo aguantó. Pero cierto día se fue de caza y los taitetús, esos chanchos del monte, encuevaron a sus perros del hombre, en una cueva grande. Se escuchaba matraquear, el sonar de los dientes de los puercos. Entonces el hombre se puso a cavar. Allá en la cacería se corta jichiqui de motacú y se hace un arco de bejuco, ahí se amarran en forma de un embudo largo y se pone ahí, para que salga el animal por al embudo. Ahí uno lo enlaza, lo suncha como un puñal un cuchillo y lo ahorca, lo mata. Ese tipo hizo esa misma operación, pero no salían los puercos:
- Caramba, no salen estos puercos y por lo menos hay seis puercos aquí, porque vi sus huellas.
Sus perros estaban haciendo bulla y él cavando, cavando. Cavó hasta que logró hallar el nido y no pilló absolutamente nada, solamente salieron seis vampiros y sus perros no aparecieron.
Eso quiere decir, que ya el monte estaba enojado con ese hombre y cansado de sus cacerías. Él estaba destruyendo lo que es la riqueza del monte: sus animales.
Nuestros abuelos le decían a esa persona que deje de cazar porque sino él se iba a desaparecer.
Actualmente también pasa. Por ejemplo, ahora con la explotación de los lagartos, los caimanes, ha habido hartos accidentes, por la cacería indiscriminada ya no tenemos estos animales. Ha habido hartos accidentes, se le han volcado los cascos.
Fíjese lo que yo he visto, en un río que le llaman Curipo, le salió un caimán a uno y le cogió, le rompió las nalgas, se comió las nalgas. Actualmente está vivo ese hombre y nunca más quiso saber de cacería de animales. El lagarto y el caimán nos hacen falta, protegen el agua, porque donde hay caimanes y lagartos hay peces, donde hay sicuri hay agua, el agua no se seca. Si nosotros terminamos con esos animales el agua se seca. Actualmente en todo el Beni han terminado con los caimanes, y las lagunas están todas secas porque el Jichi se ha huido. Nosotros los indígenas sabemos, pero la gente, los empresarios, creen que nosotros le contamos chistes. Más después ¡cómo irá a ser! vamos a sufrir de la sequía, porque ya no va haber ríos, ya no va haber lagunas donde tomen agua los animales.