En 1977 Banzer convocó a elecciones, casi tres años antes de su propio cronograma. La evidencia de que la bonanza económica se terminaba y abría paso a una severa crisis y la presión de la nueva administración estadounidense presidida por Jimmy Cárter y obsesionada por el respeto a los derechos humanos, impulsaron al gobierno a tomar la decisión. Pero el verdadero factor de inflexión surgió del seno del país.
Los primeros meses de gobierno fueron particularmente férreos, el número de presos políticos y de exiliados fue muy elevado. La violencia volvió a enseñorearse del país. No se respetaron ni la constitución ni las leyes. Los cuerpos de seguridad recordaron épocas anteriores y la seguridad de quienes estaban en contra del régimen se perdió totalmente. Las universidades del país fueron clausuradas entre 1971 y fines de 1972. Uno de los hechos más te terribles fue el fusilamiento de varios estudiantes en la universidad cruceña en agosto de 1971. Se produjeron también algunos casos de desaparecidos, no esclarecidos nunca, al estilo de la terrible dictadura Argentina.
Las dependencias policiales al lado del edificio del congreso y la prisión de Chonchocoro en La Paz rememoraron el concepto de los campos de concentración del MNR. Centenares de jóvenes universitarios, dirigentes políticos y sindicales pasaron por sus celdas y fueron vejados y torturados en ellas. Los ministros del Interior más duros de este periodo fueron Andrés Selich Chop y Mario Adett Zamora. Manejaban el servicio de inteligencia del estado y fueron directos responsables de torturas y malos tratos a decenas de detenidos el Cnl. Rafael Loayza, Cnl. Ernesto Cadima y el cap. Carlos Mena. Dirigían el DOP en La Paz Guido Benavides, en Cochabamba Abraham Baptista y Ernesto Morant.
Una comisión redactó la ley fundamental de la universidad que, mediante la creación del CNES (Consejo Nacional de Educación Superior), eliminó el co-gobierno paritario, no permitió el desarrollo de actividades políticas a los universitarios y suprimió la autonomía.