En 1977 Banzer convocó a elecciones, casi tres años antes de su propio cronograma. La evidencia de que la bonanza económica se terminaba y abría paso a una severa crisis y la presión de la nueva administración estadounidense presidida por Jimmy Cárter y obsesionada por el respeto a los derechos humanos, impulsaron al gobierno a tomar la decisión. Pero el verdadero factor de inflexión surgió del seno del país.
Los trabajadores mineros decidieron reunirse en Siglo XX a fines de junio de 1967 en un ampliado para discutir el problema salarial y debatir su postura, en particular en relación a la guerrilla. Cuando habían llegado ya varios delegados, la noche del 23 al 24 de junio, tras el tradicional festejo de San Juan en medio de música y fogatas, fuerzas del ejército atacaron el campamento minero con intenso fuego. El gobierno para justificar el hecho informó que se trataba de erradicar un grave foco subversivo. Se reconoció oficialmente la muerte de 27 mineros. La prensa registró un número muy superior de muertos y heridos. Estos trágicos sucesos se denominaron luego como la Masacre de San Juan.
La repercusión de la masacre y la oposición a la concesión del gas natural a la Gulf, originó una interpelación de varios parlamentarios al gobierno. Se destacaron entonces Marcelo Quiroga Santa Cruz y José Ortíz Mercado, diputados independientes. Quiroga Santa Cruz, político intelectual y novelista, demostró en esta legislatura y particularmente en la de 1979 ser uno de los más brillantes parlamentarios de los últimos cincuenta años. La interpelación terminó con el confinamiento a inhóspitos sectores del Oriente de varios diputados y dirigentes sindicales, entre ellos el propio Quiroga, pasando por alto la inmunidad parlamentaria.
Muerte de Barrientos
Barrientos se caracterizó por su permanente interés en visitar todo el país. Su afición a los viajes por aire en naves que piloteaba personalmente, terminó en una tarde dramática en Arque, pequeño pueblo de Cochabamba. El helicóptero que lo conducía chocó en su ascenso con cables de alta tensión, cayó y se incendió. La muerte de Barrientos impactó mucho al país. Su entierro fue multitudinario. Hasta hoy se especula sobre si el deceso del presidente fue producto de un accidente o de un atentado criminal. La desaparición del general dejó un vacío político muy grande. Su gobierno, si bien era formalmente constitucional, estaba teñido con una fuerte dosis de autoritarismo y se manejaba de manera vertical y personalista. Se especuló mucho sobre una eventual decisión del Presidente de declararse dictador el 1º de mayo de 1969. La muerte del primer mandatario se había producido el 27 de abril, tres días antes de esa fecha. Quedaba claro que el hombre fuerte del país, tras esta trágica desaparición, era el general Alfredo Ovando que había compartido en medio de fuertes tensiones el poder político y militar con Barrientos desde el golpe de noviembre de 1964.