En 1975, después de 13 años de ruptura diplomática, se reanudaron relaciones con Chile. Esta muestra de buena voluntad con Santiago tenía que ver con la reiniciación de negociaciones sobre el pendiente tema marítimo. Chile aceptó la reanudación porque le daba aire a la secante dictadura que había derrocado a Allende en 1973. El aislamiento del gobierno de Santiago era prácticamente total y este gesto mejoraba su imagen. En la fronteriza localidad de Charaña se reunieron los presidentes Banzer de Bolivia y Augusto Pinochet de Chile.
En 1977 Banzer convocó a elecciones, casi tres años antes de su propio cronograma. La evidencia de que la bonanza económica se terminaba y abría paso a una severa crisis y la presión de la nueva administración estadounidense presidida por Jimmy Cárter y obsesionada por el respeto a los derechos humanos, impulsaron al gobierno a tomar la decisión. Pero el verdadero factor de inflexión surgió del seno del país. Una huelga de hambre iniciada por cuatro mujeres mineras (entre ellas la célebre Domitila Chungara) que en pocos días se hizo masiva, forzó a Banzer a conceder una amnistía irrestricta. La debilidad del régimen se puso en evidencia, el agotamiento salió a la luz a la par que se debilitaban las barreras de la censura y las restricciones político-sindicales que el país había sufrido por más de un lustro.
En principio Banzer pensó postularse como candidato, pero la resistencia a su figura lo hizo apostar a un candidato oficialista que fuese absolutamente leal a su poder, por ello escogió al ministro del Interior Juan Pereda Asbún y para respaldarlo se formó la Unión Nacionalista del Pueblo (UNP), que agrupaba a pequeños partidos conservadores y fracciones de partidos tradicionales. Como principal fuerza de oposición se colocó la Unidad Democrática y Popular (UDP), coalición del MNRI, el MIR y e PCB que tuvo como candidato a Hernán Siles. Se presentó también el ex-presidente Víctor Paz con su partido, el MNR.
El 9 de julio de 1978 se realizaron elecciones. Ganó el candidato oficial Gral. Juan Pereda de la (UNP) (985.140 votos, 50%), obtuvo el segundo lugar Hernán Siles Zuazo de la Unidad Democrática y Popular (484.383 votos, 15%) y el tercero Víctor Paz Estenssoro del MNR (213.662 votos, 11%). Las elecciones fueron anuladas al denunciarse y comprobarse un gigantesco fraude. El gobierno no calculó el impresionante margen de votos de la UDP que representaban el apoyo a una propuesta de izquierda y una respuesta nacional en contra de la dictadura y la larga saga de gobiernos militares. Se desató la crisis. Pereda y su gente no estuvieron dispuestos a aceptar la pérdida del poder. El delfín acabó por volcarle la espalda a su superior y mentor y decidió dar el golpe. El 21 de julio el Gra1. Banzer abandonó el palacio en medio de lágrimas, sin tener la satisfacción de entregar el mando al ganador en las urnas.