En 1977 Banzer convocó a elecciones, casi tres años antes de su propio cronograma. La evidencia de que la bonanza económica se terminaba y abría paso a una severa crisis y la presión de la nueva administración estadounidense presidida por Jimmy Cárter y obsesionada por el respeto a los derechos humanos, impulsaron al gobierno a tomar la decisión. Pero el verdadero factor de inflexión surgió del seno del país.
El Gral. Torres nació en Sacaba (Cochabamba) en 1921. De origen humilde tuvo que trabajar desde su infancia para contribuir a su familia. Ingresó en el colegio militar. Como capitán participó en un movimiento rebelde de FSB contra el Presidente Urriolagoitia. Fue agregado militar en Brasil, ministro de Hacienda y Estadística de Barrientos y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Entre 1970 y 1971 fue Presidente de la República. Tras el Golpe del Gral. Banzer partió al exilio, a Chile primero y a la Argentina después. El 2 de junio de 1976 fue secuestrado y brutalmente asesinado en Buenos Aires por un grupo terrorista que no pudo identificarse, cuando tenía 55 años.
Gobierno Torres (1970-1971)
La línea iniciada por el gobierno Ovando se profundizó pero sin un proyecto político ni una idea clara de la significación y proyecciones del esquema. Las fuertes y permanentes presiones de sectores de izquierda y extrema izquierda, el creciente recelo militar y el descontento en la empresa privada, hicieron que el gobierne Torres, carente de fuerza y definiciones claras, estuviera en permanente estado de emergencia. En principio el Presidente propuso una suerte de co-gobierno, con participación obrera. Los trabajadores querían más que un gobierno a medias, querían todo el poder o quizás prefirieron no asumir ninguna responsabilidad, lo cual era más práctico y cómodo, en consecuencia pidieron el 51 %, el ejecutivo contraofertó el 50 %, ni siquiera el MNR revolucionario de 1952 había llevado a cabo una idea tan arriesgada. Tras ardua deliberación la COB aceptó, pero el camino de desencuentros entre políticos y sindicalistas ante las ternas presentadas, terminó por desbaratar la opción. Se formó así un gabinete de intelectuales y militares. Pero la COB le presentó al Presidente un documento de veinte puntos que contaba entre los más salientes: Expulsión del país de militares y civiles “fascistas” y misiones y agencias “imperialistas”, reposición salarial a los mineros, reversión de mina Matilde, no a la indemnización a la Gulf, reposición del control obrero con derecho a veto, control fiscal de divisas extranjeras y monopolio estatal del comercio exterior.
El país vivía una euforia revolucionar a sin precedentes, el gobierno intentó estar a la altura de las expectativas de los sectores más progresistas y tomó medidas concretas. Decretó la reposición salarial de los trabajadores mineros, la rescisión del contrato de mina Matilde que pasó a control del estado, asegurando además la comercialización del zinc que la mina producía. El gobierno expulsó de Bolivia a los voluntarios del “Cuerpo de paz” norteamericano y pasando por alto una sentencia judicial liberó a Regis Debray y Ciro Bustos que abandonaron Bolivia el mismo día de su libertad. Se dio luz verde para una serie d 2 acciones de hecho que amenazaron y provocaron un desquiciamiento de todo control sobre la situación. Los periodistas sindicalizados intervinieron y forzaron la cooperativización de El Diario, los estudiantes universitarios tomaron y confiscaron los edificios del Centro Boliviano Americano y de IBEAS (Instituto de Estudios Sociales). En el norte cruceño Óscar Zamora del partido Comunista Marxista Leninista (escindido en 1966 del PCB y de tendencia pro china) con el nombre de guerra de comandante Rolando organizó un grupo de lucha armada para la toma directa de tierras, bajo el denominativo de Unión de Campesinos Pobres (UCAPO). Tras algunas acciones aisladas, UCAPO desapareció. En 1979 Óscar Zamora reapareció como senador de la República apoyando al MNR y en 1993 como candidato vicepresidencial del Gral. Hugo Banzer. Las cosas llegaron a su punto más extremo cuando un comando universitario asaltó un motel de La Paz y expulsó en paños menores a las parejas que se encontraban allí en el momento de la toma.
Pero el gobierno, a pesar de todo, tuvo tiempo de terminar y desarrollar algunas obras. Inauguró la planta de fundición de Estaño de Vinto, una de las aspiraciones más caras del país durante décadas, culminando la iniciativa tomada por Ovando en 1966. Se crearon las primeras corporaciones de desarrollo departamental (La Paz y Tarija) que cumplieron un destacado rol de desarrollo regional hasta 1995. Se trabajó en el proyecto de una nueva constitución que nunca llegó a discutirse.