En 1977 Banzer convocó a elecciones, casi tres años antes de su propio cronograma. La evidencia de que la bonanza económica se terminaba y abría paso a una severa crisis y la presión de la nueva administración estadounidense presidida por Jimmy Cárter y obsesionada por el respeto a los derechos humanos, impulsaron al gobierno a tomar la decisión. Pero el verdadero factor de inflexión surgió del seno del país.
Tras la gravedad de acontecimientos, como el asesinato del Cnl. Andrés Selich ex-ministro del Interior (1971-1972), que fue brutalmente golpeado por funcionarios de seguridad del gobierno hasta matarlo, forzaron la renuncia del ministro Alfredo Arce Carpió. Paz Estenssoro fue exiliado del país ante su creciente distanciamiento y críticas al régimen, se produjeron además dos intentos de golpe de estado con la participación de militares institucionalistas y el MIR, y el deterioro del esquema del FPN que se hizo muy evidente. Por eso Banzer determinó anular la vigencia de los partidos y proclamó el receso total de actividad política y sindical y comenzó un período dictatorial abierto con respaldo de las FFAA., a partir del 9 de noviembre de 1974, lo que implicó un evidente endurecimiento del gobierno. Esto le permitió gobernar con más comodidad, sin la presión de los grupos civiles representados en los partidos que lo apoyaron hasta entonces. El programa original de esta fase de la dictadura era gobernar hasta 1980 y luego llamar a elecciones. No pudo ser, la presión interna y externa y algunos asuntos emocionales que afectaron al Presidente adelantaron forzadamente la fecha de convocatoria electoral.
Durante 1976 la opinión pública se vio estremecida por el asesinato del exiliado ex-presidente Torres en Buenos Aires, que fue secuestrado, acribillado sin piedad y abandonado bajo un puente en la provincia de Buenos Aires. En mayo había sido asesinado el General Joaquín Zenteno Anaya en París mientras se desempeñaba como embajador en Francia. Ambos actos terroristas nunca fueron esclarecidos. Los sectores de oposición al gobierno atribuyeron ambos asesinatos a la mano del gobierno en combinación con la dictadura militar argentina. En los hechos, durante esos años, se desarrolló un sistema llamado “Operación Cóndor” que vinculó a las dictaduras del cono sur (Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil) que no sólo era una comunidad de inteligencia, sino que actuó en la detención, tortura y aún muerte de ciudadanos de la región que actuaban en grupos insurgentes y clandestinos con el objetivo de derrocar a los militares. Con frecuencia fueron desaparecidas personas inocentes.