Las concesiones que había recibido la Richmond Levering fueron ilegalmente cedidas a la Standard Oil en 1921, vulnerando una cláusula del contrato que prohibía expresamente tal cesión. A pesar de ello, el gobierno de Saavedra aprobó el nuevo status en 1922. La Standard compró además otras concesiones de particulares hasta controlar 4,6 millones de hectáreas para su explotación. El contrato con el gobierno establecía un derecho de explotación de 55 años, la empresa debería perforar un pozo por cada 50.000 hectáreas y producir hasta dos millones de barriles por año.
El comienzo de los años veinte encuentra a los grandes empresarios mineros consolidados. Patiño es ya un hombre poderoso en el mundo entero y está en pleno proceso de transnacionalización de sus empresas. Aramayo instala su razón social y su residencia en París y Hoschild está en el apogeo de su producción no sólo en minas propias, sino rescatando minerales de los productores medianos y chicos.
El número de trabajadores en las minas llegaba en 1925 a casi 23.000, sólo en las minas de estaño. Probablemente fue en esta etapa en que la minería boliviana tuvo más tecnología de punta en el sector, con maquinaria sofisticada y presencia de personal especializado en el área técnica y administrativa.
La evolución de los precios internacionales tuvo su tope en 1920 (295 libras por tonelada) y su mínimo en 1922 (159 libras). El promedio de la década fue de 250 libras. La depresión de 1929 determinó, en cambió, una severa caída para la década de los años treinta. Fue un golpe tan duro que marcó un quinquenio negro para la industria estañífera. La sobreoferta mundial de esos años obligó a la creación de un Comité Internacional del Estaño (manejado en gran parte por Patino), para limitar la producción y determinar progresivamente cuotas a los principales productores. La producción tuvo su punto más bajo en 1921 con sólo 19.086 toneladas exportadas y su tope histórico que Bolivia nunca más pudo repetir de 47.191 toneladas en 1929. El promedio de la década fue 33.000 toneladas exportadas En este período la minería, pero sobre todo el estaño, representó el 70 % de las exportaciones bolivianas. Los beneficios del estado vía impuestos habían sido mínimos en el período liberal. En 1920 se introduce por primera vez el impuesto sobre utilidades, sumándolo al impuesto por exportaciones. En 1923 Saavedra definió los montos del impuesto sobre utilidades y creó la comisión fiscal permanente. Estas medidas determinaron que el impuesto sobre exportaciones pase de 7,4 % en 1923 a 15,6 % en 1924. La minería cubría el 50 % de los impuestos de exportación y el 30 % de los impuestos por utilidades que recibía el tesoro general. A pesar de que estas medidas no representaban sino un muy pequeño beneficio al estado, los grandes mineros, Patiño especialmente, se opusieron y presionaron al gobierno de todas formas, una de ellas fue un crédito por 600.000 libras que el empresario minero otorgó al gobierno a cambio de que éste no hiciera modificaciones impositivas en cinco años.