Fue una fiesta de carácter agrícola vinculada con los cambios de la naturaleza, o estaciones, como puede comprenderse en el calendario indígena, correspondía a la época de la siembra entre los meses de agosto y septiembre (solsticio de primavera).
Por otra el carnaval es una danza canción aparecida en tiempos coloniales. Si bien hay otra especie mixta con el mismo título el carnavalito altiplánico, se diferencia en que el último sigue fiel a la tradición indígena (fórmulas rítmicas binarias sistema pentatónico), mientras que el cruceño a adoptado y conservado el ternario y demás elementos europeos.
En síntesis, el ritmo de carnaval de genuina raigambre popular española procedencia directa de antiguas melodías de madre patria como la Jota, el pasacalle, la petenera y el fandango, o bien la de otras ya mestizadas en América, gato, polka, joropo, bambuco, etc. Razón por la cual tiene un estrecho parentesco con aires de otras regiones del continente americano.
Sin embargo en el carnaval oriental pueden advertirse algunas reminiscencias indígenas o tradicionales como: repetición de partes o periodos, combinación de las voces cantantes, registro alto o bajo, el sincopado rítmico, y en cierto modo, la preponderancia de los instrumentos de percusión, con bombos y platillos, ritmo que invita y prepara los ánimos para tan alegre danza. Lo bailan como un vals muy ligero y de muchas vueltas, alternando con compases menos movidos, para descansar. Hasta hace un siglo el carnaval cruceño no fue admitido en los medios sociales cultos, manteniéndose solo entre los grupos populares. Con ocasión de las fiestas del carnaval, que ha dado su nombre a éste especie lírica — coreográfico, se muestra la fecundidad melódica del compositor intuitivo que después se explota comercialmente y sí respeto a su autoría en los centros ciudadanos.