El Estado y el Derecho

1. El Estado

Primeramente veremos que es el Estado, para ello conviene remontarnos hasta los orígenes de la evolución de la sociedad, que desde la horda, el clan, gens, el burgo, o la tribu, la marca, el ayllu, comarca, comunidad, etc. etc. y así sucesivamente requerían de una organización cada vez más efectiva y completa del control social, hasta que culmina con la creación de ciudad estado y hasta el ESTADO mismo, como conocemos al presente.

EL ESTADO, se sobrepone a todas las otras organizaciones que la integran tales como la familia, clases sociales, municipio y otros, hasta convertirse en una superestructura que dispone de un Poder Supremo para mandar y dirigir estas actividades sociales, asignando sitio y función a los hombres individual y colectivamente a las instituciones que existen en el seno de la sociedad.

El tratadista Barthelemy, define al estado como sigue: "El estado es una sociedad organizada, sometida a una autoridad política y fijada en un territorio determinado".

Otros autores y tratadistas, además, añaden a la población, por consiguiente queda conformado el Estado en territorio, población y gobierno, veamos cada uno de éstos elementos constitutivos:

2. Territorio

Es la parte del hemisferio dónde reside la población y dentro de la cual se ejerce el poder del Estado.

- El suelo o tierra firme

- El subsuelo

- Mar territorial o jurisdiccional, y

- El Espacio aéreo

Con respecto a cada uno de los enunciados, existen Derechos exclusivos que rigen en cada caso, como el Derecho Aéreo, Aeronáutico y del  Espacio,  así como  normas  sobre Aguas  Internacionales, delimitación de Mares, etc., etc.

3. Población

Es el conjunto de seres humanos, nacionales y extranjeros, sin distinción de sexo o edad, que habitan el territorio de un estado y por tanto, se hallan bajo su potestad.

Es fundamental que estos habitantes formen una colectividad consciente de sí, capaz de sentir y querer, que todos y cada uno de los miembros del Estado participen de la voluntad ilimitada de perdurar indefinidamente en un destino común. Esta cohesión social hace de la pluralidad una unidad.

Lo más destacable en la población es la distinción de dos funciones importantes los hombres como súbditos -que están sometidos a la autoridad del Estado, y como ciudadanos, su aptitud para participar en la formación del Gobierno como elector o elegido e investir la calidad de órganos superiores de la persona que prevén, los Arts. 7o. y 8o. De la Carta Magna en lo que respecta a nuestro país.

4. Gobierno

Un concepto muy aceptado es del Tratadista Posada, que dice: "Gobierno es el conjunto ordenado de magistraturas públicas que tiene a su cargo la dirección política del Estado."

Sin embargo, corresponde aclarar que dependen del tipo de gobierno que se da cada país.

Por lo que, en los extremos de esas formas ideales están la Autocracia y la Democracia a la primera corresponde la Monarquía Absoluta, la Dictadura, la Tiranía o también denominados Autoritarios, a la segunda la Democracia directa o Representativa.

Pero, Hans Kelsen, admite que los estados reales contienen elementos mixtos con aproximaciones y alejamientos más o menos marcados de éstas formas.

Cualquiera sea la estructura del Gobierno, sus Órganos los gobernantes ejercen por delegación total o parcial del Poder del Estado.

5. El Poder del Estado

El Poder, es absoluto esencial del Estado, es su capacidad material y ética para mandar o imponer obediencia.

Es la fuerza generadora de la actividad constante y creciente con que el Estado afirma su existencia y cumple sus fines, especialmente en lo que se refiere a lo que ofrece bienes y servicios para el bienestar de la ciudadanía. Sin embargo, es bueno aclarar que todo ello emana del pueblo, más concretamente de los ciudadanos que lo constituyen, cuyas voluntades convergen en una máxima expresión del Poder.

En otras palabras, el poder es dominante, irresistible y total, esto quiere decir mandar de un modo incondicionado y poder ejercitar la coacción para que se cumplan los mandatos.

6. La Soberanía

Es la propiedad substancial y definitoria del Estado, sin soberanía no hay Estado. Los Estados que no tienen soberanía absoluta, presentan otras formas de Gobierno denominados imperfectas, tales como estados protegidos, en fideicomiso, etc.

Para comprender más apropiadamente, conviene referirnos al Art. 2o. De nuestra Constitución Política del Estado que concluyentemente dice: "La soberanía reside en el pueblo, es inalienable e imprescriptible su ejercicio está delegado a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La Independencia y coordinación de estos Poderes es la base del gobierno. Las funciones del poder público: legislativa, ejecutiva y judicial, no pueden ser reunidas en el mismo órgano".

En la soberanía encarna el Poder Supremo del Estado, es el más alto, mantiene su unidad, y es fuente de los otros poderes. Por ser así, el poder soberano, no tolera ningún otro poder superior.

Por lo que, podemos decir que nada ni nadie le obliga y no hay instancia que pueda determinar sus actos.

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La norma moral procura que el hombre, a lo largo de su vida, en cada uno de sus actos, aun en los mínimos, realice el bien. El bien, valor supremo de la ética, rector máximo y evaluador incontrovertido de la conducta humana.

Las normas jurídicas, que también pertenecen a la ética, tratan de que el hombre plasme en su conducta un valor superior: la justicia. La justicia es un valor social porque requiere, ineludiblemente, la interacción de dos o más sujetos entre quienes establece una relación que, por su ponderada rectitud y equilibrio, pueda calificarse de justa.

Comencemos por una distinción. No todas las reglas de conducta humana son obligatorias, muchas de ellas se las sigue por decisión libérrima y según el talante del momento, sin que el omitirlas provoque ninguna secuela, pues carecen de mayor significado; por ejemplo, los hábitos de oír radio, ver televisión, tomar café con las comidas, etc. Otras reglas sí, son perentoriamente impositivas; a éstas las denominamos normas. “La norma es la expresión de la idea de que algo debe ocurrir, especialmente la de que un individuo debe conducirse de cierto modo”.

El acto humano es su objeto, no requiere de más. Ahí estriba el destino del hombre: él, artífice de su propia vida, debe saturarla de valor.

Los valores éticos, además del bien y sin excluir los omitidos, comprenden los siguientes: la misericordia, el amor, la fidelidad, la humildad, la modestia, la justicia, la equidad, la paz, el altruismo, la libertad, el orden y la seguridad. Aunque no todos, algunos pueden ser expresados en normas que prescriben la conducta a cumplirse cotidianamente.

El estudio de los principios fundamentales del pensamiento, sus leyes y estructuras (concepto, juicio y raciocinio) es objeto de la lógica general que se define como la “ciencia de los pensamientos en cuanto tales”. La advertencia limitativa de la última frase es importante. Expliquémosla.

La persona se plasma dentro de la sociedad y, correlativamente, ésta es un agregado de hombres copartícipes en la misma cultura, y autosuficientes para satisfacer mancomunadamente sus necesidades.

La sociedad no es un hacinamiento de sujetos inconexos; la simple coexistencia de hombres en proximidad espacial, aunque necesaria, no basta para que surja el fenómeno social, éste requiere, indispensablemente, de una red de influjos mutuos de orden mental, afectivo, volitivo y físico, llamados relaciones sociales, que se traducen en acciones humanas.

A los objetos espirituales o culturales corresponden las siguientes notas:

a) Creación humana.  Lo espiritual es vivencia y producto humano.  Es obra de la invención y de la acción transformadora ejercitada por el hombre sobre los objetos de la realidad él es quien con estos elementos va construyendo por cuenta propia, con denuedo, riesgo y trabajo, su medio específico, lacónicamente llamado cultura.

Siguiendo corrientes del pensamiento contemporáneo, emprendemos la tarea de encontrar el sitio del derecho en la realidad, proteica e inconmensurable, que nos circunda y de la que somos parte.

Comenzamos por una cuestión fundamental: los objetos son heterogéneos, tienen contextura diversa y componentes distintos.

Cuando hay en el ser real, es decir, los objetos, que “son” efectivamente, con existencia perceptible e individualidad neta y acabada -no meras abstracciones o ensoñaciones-, constituyen la realidad. Esta aparece en cuatro estratos relacionados entre sí.