Características de lo espiritual

A los objetos espirituales o culturales corresponden las siguientes notas:

a) Creación humana.  Lo espiritual es vivencia y producto humano.  Es obra de la invención y de la acción transformadora ejercitada por el hombre sobre los objetos de la realidad él es quien con estos elementos va construyendo por cuenta propia, con denuedo, riesgo y trabajo, su medio específico, lacónicamente llamado cultura.

b) Socialidad. En tanto los fenómenos psíquicos son esencialmente subjetivos, individuales e idiosincrásicos, los bienes de 'a cultura pueden ser poseídos, al mismo tiempo, por muchas personas, pertenecen a los agregados sociales, son supraindividuales, comunes y compartidos. No agotan su existencia en una conciencia singular. Cada hombre no crea su propio lenguaje, su moral, su ciencia ni sus costumbres. Más aún, a su muerte, todo ello le sobrevive apoyando en los demás miembros de la sociedad.

El carácter colectivo es el mismo tratándose de bienes creados por un solo hombre. Para mejor entender tomemos una obra de arte. La Piedad, de Miguel Ángel. El artista merced a su genio y perseverancia, como empresa totalmente suya, cinceló esta bella escultura; Una vez hecha, perdura no ya como expresión conspicua del ambiente espiritual de una ciudad renacentista, ni siquiera como mero exponente del arte italiano, sino como portentosa joya de la cultura, occidental, cuyos individuos le infunden permanente actualidad. En efecto, cuantos la contemplan -gente común, eruditos, historiadores, artistas-, cada uno a su manera, participan de su belleza, se deleitan afile su perfección inigualada, y con su admiración van afirmando la perennidad de la obra; se trata de un auténtico producto espiritual. Aunque ella queda imperturbable y, al parecer, desentendida del tiempo, su supervivencia como objeto artístico depende de quienes comprenden, o presienten su mensaje; faltando éstos, vuelve a ser materia sin sentido, o en el mejor de los casos, enigma.

c) Adquiribilidad. Lo espiritual o cultural no es Innato en el hombre. Técnica, conocimientos, lenguaje, costumbres, creencias y ciencia, recibe del medio social, por aprendizaje que comienza en su primera infancia y so prolonga en el curso de su vida. Puede incrementar su acervo con aportes de apreciable o mínima significación, pero irremediablemente, todo esto lo deja tras de sí al fallecer.

d) Historicidad. De lo espiritual participan en varia medida los coetáneos y lo transmiten a las generaciones siguientes. Hay pues una sucesión hereditaria de bienes culturales.

Cada generación encuentra elementos materiales y mentales acopiados por sus antecesores y asume la doble responsabilidad de asimilarlos y acrecerlos con sus propias contribuciones, lo cual muchas veces implica cambios y rectificaciones. Así lo espiritual en el decurso del tiempo se acumula, selecciona, desenvuelve, perdura y padece crisis en proceso dialéctico con la colectividad que lo sustenta. Conlleva las contingencias de la sociedad en que florece y cuando ella sucumbe, fenece; entonces sus elementos se convierten en lengua muerta (latín), en reliquia incógnita (Puerta del Sol) o en normas que nadie impone ni cumple (derecho romano).

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La norma moral procura que el hombre, a lo largo de su vida, en cada uno de sus actos, aun en los mínimos, realice el bien. El bien, valor supremo de la ética, rector máximo y evaluador incontrovertido de la conducta humana.

Las normas jurídicas, que también pertenecen a la ética, tratan de que el hombre plasme en su conducta un valor superior: la justicia. La justicia es un valor social porque requiere, ineludiblemente, la interacción de dos o más sujetos entre quienes establece una relación que, por su ponderada rectitud y equilibrio, pueda calificarse de justa.

Comencemos por una distinción. No todas las reglas de conducta humana son obligatorias, muchas de ellas se las sigue por decisión libérrima y según el talante del momento, sin que el omitirlas provoque ninguna secuela, pues carecen de mayor significado; por ejemplo, los hábitos de oír radio, ver televisión, tomar café con las comidas, etc. Otras reglas sí, son perentoriamente impositivas; a éstas las denominamos normas. “La norma es la expresión de la idea de que algo debe ocurrir, especialmente la de que un individuo debe conducirse de cierto modo”.

El acto humano es su objeto, no requiere de más. Ahí estriba el destino del hombre: él, artífice de su propia vida, debe saturarla de valor.

Los valores éticos, además del bien y sin excluir los omitidos, comprenden los siguientes: la misericordia, el amor, la fidelidad, la humildad, la modestia, la justicia, la equidad, la paz, el altruismo, la libertad, el orden y la seguridad. Aunque no todos, algunos pueden ser expresados en normas que prescriben la conducta a cumplirse cotidianamente.

El estudio de los principios fundamentales del pensamiento, sus leyes y estructuras (concepto, juicio y raciocinio) es objeto de la lógica general que se define como la “ciencia de los pensamientos en cuanto tales”. La advertencia limitativa de la última frase es importante. Expliquémosla.

La persona se plasma dentro de la sociedad y, correlativamente, ésta es un agregado de hombres copartícipes en la misma cultura, y autosuficientes para satisfacer mancomunadamente sus necesidades.

La sociedad no es un hacinamiento de sujetos inconexos; la simple coexistencia de hombres en proximidad espacial, aunque necesaria, no basta para que surja el fenómeno social, éste requiere, indispensablemente, de una red de influjos mutuos de orden mental, afectivo, volitivo y físico, llamados relaciones sociales, que se traducen en acciones humanas.

Siguiendo corrientes del pensamiento contemporáneo, emprendemos la tarea de encontrar el sitio del derecho en la realidad, proteica e inconmensurable, que nos circunda y de la que somos parte.

Comenzamos por una cuestión fundamental: los objetos son heterogéneos, tienen contextura diversa y componentes distintos.

Cuando hay en el ser real, es decir, los objetos, que “son” efectivamente, con existencia perceptible e individualidad neta y acabada -no meras abstracciones o ensoñaciones-, constituyen la realidad. Esta aparece en cuatro estratos relacionados entre sí.

Importancia.- El Derecho Comercial ha llegado a constituirse en un instrumento legal muy importante para el manejo de la diversidad de Instituciones jurídicas que intervienen en el comercio y son cada vez más complejas y dinámicas, como la diversidad de sociedades, auxiliares del comerciante, contratos bancarios mercantiles, de seguros, mercado de valores, bolsas, etc.